Aprendió el significado de sacrificio entre canchas de barro y favelas. Pidiendo comida después de cada entrenamiento y viendo como sus amigos se desviaban por duros caminos forjó su amor por el balón, y ese le salvó de no caer en el sendero equivocado, así se mantuvo fiel al cuero y a su sueño de ser futbolista, y lo consiguió.

Raphinha (Porto Alegre, 1996) aterrizó en Can Barça después que el club catalán pagara alrededor de 58 millones de euros al Leeds United por el brasileño.  Anteriormente, se había dejado querer por algunos de los grandes de Europa tras ser clave en la permanencia del club inglés en la Premier League, hito que honoró cruzado el verde de su equipo de rodillas, un hombre de fe. Con su llegada, dejó entrever que venía de un lugar oscuro pero que venía aquí para brillar.

Al principio su aterrizaje fue sutil, dejando buenas sensaciones durante la pretemporada y asentándose poco a poco en un esquema nuevo para él. Aún así, topó con el peso de las expectativas de una afición sedienta de títulos, de futbol bonito, de muestras de amor por el escudo y de aire fresco. Una afición que miraba hacia la construcción de un nuevo proyecto con los ojos iluminados después de años de deriva, y que lo quería ver con inmediatez.

A las órdenes de Xavi Hernández y bajo el planteamiento del juego de posición, el extremo brasileño, idealmente en derecha, firmó buenas actuaciones pero quedó lejos de ser pletórico y decisivo en los primeros choques y dejó entrever, aún, un margen de mejora. Quedó bajo la sombra de un grandísimo Lewandowski y un Dembelé que, aunque irregular, le había relegado a la banda izquierda e incluso le había ganado la titularidad en distintas ocasiones antes de lesionarse. Con la lesión del francés, que estaba en su mejor, el ‘22’ del Barça no tardó en recoger el testigo para empezar a ganar protagonismo. Tras un arranque de temporada algo tropezoso y sin tener la relevancia que se podría haber esperado en los planes de Xavi, Raphinha se ha ido redimiendo y mostrando, cada vez, una imagen más cautivadora a los culés.

Raphinha Dias Belloli celebrando un gol del FC Barcelona. Fuente: fcbarcelona.com

Proveniente de la tierra del ‘jogo bonito’ y de un Leeds con la marca ‘Marcelo Bielsa’, el atacante ha dejado claro que su filosofía es la del trabajo y el compromiso con una camiseta. Así firmó el futbolista de origen humilde una trayectoria ascendente, como lo ha sido su evolución en el FC Barcelona desde el día en que llegó hasta este momento. Hoy, sus notorias actuaciones y su ayuda al equipo han sido salvadoras, y su gran compromiso defensivo es la guinda del pastel de un Raphinha que poco a poco está empezando a hacer creer.

El futbolista internacional también ha ido ganando nitidez de cara a portería y no solo con su buen juego. No sólo está empezando a brillar por su técnica y presencia en los duelos, también salen cada vez más a flote su capacidad de picar al espacio, generar movimientos de ruptura, ocasiones y definir. Xavi ha mostrado su contento con las últimas actuaciones del brasileño dándole titularidades y presencia en el campo, donde también se ha reivindicado en la vertiente defensiva, pues es habitual ver al ex del Rennes y del Leeds sacrificándose en la presión alta y la recuperación constante de balones. Para el técnico, cuyo juego defensivo está siendo implacable, el equipo juega en bloque, y para que la defensa sea buena “todo el mundo defiende”.

Una de las claves del florecimiento del jugador es quizás el cambio de Xavi al poner un cuarto centrocampista en detrimento del modelo con extremos muy abiertos, donde el brasileño no brilló tanto, especialmente por el gran número de pérdidas de balón y cantidad de centros que acababan sin fruto por ambos lados. Estamos, pues, delante del Raphinha que se crece y que hace crecer al equipo, aun manteniendo un gran margen de mejora, pero siguiendo una línea ascendente que convence y sigue siendo una declaración de intenciones.

Hasta hoy, el brasileño suma 9 goles y 9 asistencias en 37 partidos, lo que le convierte en el máximo asistente del equipo y el segundo máximo goleador de todas las competiciones solo por detrás del ‘9’. Además, gran parte de dichos goles y asistencias han estado particularmente decisivos en este último tramo de temporada. En lo que llevamos de año, el ‘22’ marcó los solitarios goles que dieron las victorias al Barça contra Valencia y Atheltic Club, marcó y asistió en el empate contra el Manchester United, hizo lo propio ante el Sevilla y dejó también un gol contra el conjunto bético.

Muy probablemente estemos viendo la mejor versión del mismo desde que llegó y la prueba de ello son los números que deja y sobretodo la relevancia de los mismos; el momento oportuno, el ‘timing’ perfecto.  Raphinha, como la primavera, está floreciendo justo cuando más necesario era, cuando la escasez de títulos empezaba a preocupar pero el empujón de los resultados y el revivir de un juego coral han tomado el timón del nuevo Barça.