Koeman ha vuelto a repetir tanto el esquema como el once que ya le funcionó en San Mamés y, con ello, ha apostado por la continuidad, algo nuevo. Con la Supercopa a la vuelta de la esquina, lo lógico hubiera sido hacer rotaciones, pero el holandés no quería más fallos ni más sorpresas, había que salir en Granada a ganar. La única sorpresa en el once fue la titularidad de Umtiti ante la lesión de Araujo en el calentamiento.

El inicio del partido fue cuanto menos dubitativo. El Granada fue a buscar arriba al Barça y los azulgranas parecían no tener la misma eficacia saliendo desde atrás que vimos en San Mamés. Los nazaríes olieron sangre y lanzaron arriba la presión provocando un par de errores, entre ellos, una ocasión muy clara que salvó Ter Stegen. Sin embargo, este Barcelona no es el que a inicio de temporada se venía abajo cuando le costaba arrancar en los encuentros. Persistieron en la salida con las ayudas de Messi haciendo de falso nueve y Dembélé abriendo el campo lo suficiente para que De Jong tuviera espacio para superar líneas de presión conduciendo. Poco necesitó el Barça para quitarse la presión nazarí de encima y llegar con mucha facilidad hasta que en el minuto diez, un pase errado hacia Messi por parte de Sergio Busquets fue despejado por Soldado asistiendo a Griezmann que tuvo tiempo para controlar y mandar el balón a la esquina de la portería.

Messi y Griezmann celebrando un gol. Fuente: Getty Images

El primer gol despertó al Barcelona y le dio la tranquilidad necesaria con en balón para dominar el partido. Tal y como sucedió en San Mamés, el centro del campo blaugrana se hizo con el balón y controló los ritmos del partido con un gran De Jong, que cada vez se acerca más a su mejor versión, y otro destacado partido de Pedri. La figura de Messi ha sido vital, no solo por sus goles, sino porque el argentino, jugando de falso nueve, está teniendo la libertad necesaria para bajar a recibir, convertirse en un centrocampista más para controlar el tempo del juego blaugrana y, a su vez, permite que Griezmann y Dembélé tengan espacios arriba para correr y buscar la profundidad. El capitán, que parece haber recuperado la puntería de cara a puerta, ha sido el reflejo del equipo durante la primera parte: efectividad pura. El equipo no ha tenido tantas ocasiones como en San Mamés, aunque sí ha tenido muchas, pero ha sabido convertir las opciones de gol.