Hace unos meses esto podría parecer un sueño, pero hoy es una realidad. Ya podemos decir bien alto que el Barcelona es campeón de la Champions femenina. Han pasado unas horas desde que levantaron la Copa y siento que aún no lo hemos procesado. Fue una noche perfecta, de las que quedan para la historia, una de aquellas que quieres enmarcar y recordar para siempre.

Hoy retumbaba en mi cabeza ese tan famoso “no hi ha distància” de Alexia. También recordaba esas miradas cabizbajas tras perder 4-1 contra el Lyon. Ahora celebramos esta victoria que sabe aún mejor sabiendo lo que vivieron estos años.

Quizás pensemos que esto empezó en septiembre con el inicio de la temporada, pero no. El camino a Göteborg comenzó el 18 de mayo de 2019, con esa derrota de un Barça inexperto y tímido que dejó a relucir sus debilidades, pero que marcó un punto de inflexión para dar paso a un nuevo ciclo. En estos dos años el éxito del Barça se ha resumido en tres palabras: superación, esfuerzo y constancia.

Alexia en la final de la Champions de 2019. Fuente: FC Barcelona.

Este equipo es el reflejo de la ambición, del compromiso y de la unidad. Una plantilla con nombres propios que encajan a la perfección en el terreno de juego. El estilo del Barcelona va implícito en cada una de ellas. Una sintonía perfecta que no solo marca el ritmo en España sino también en Europa.

Qué curioso que tantas veces nos hayamos encomendado al destino sin saber los planes que tenía. Hace dos años, era el Barça el que perdía a la media hora de partido 0-4 contra el Lyon. Esta vez ese mismo resultado se volvió a su favor. Quien por aquel entonces no vio el partido como competitivo, ayer presenció como espectadora privilegiada lo que es este equipo.

Sin embargo, no todo se ciñe a los números. No es lo que se gana, sino cómo. Este grupo es la representación perfecta de la manera que tenemos de entender el fútbol. Ese que te levanta del sofá, que te hace sentir orgulloso de cada jugada. Ese estilo que deslumbró hace años en el fútbol masculino y que ayer volvió a pedir paso en la cumbre del fútbol europeo.

Este logro, que para algunos podrá parecer fácil e incluso lo intenten justificar pobremente con el presupuesto, es mucho más complicado de lo que nos podemos imaginar. Después de una temporada sin finalizar como fue la anterior, empezaba esta campaña marcada por la pandemia. El fútbol dejó de ser lo que conocíamos sin el público en los estadios, pero a ellas les dio igual. Compiten cada semana con la mejor de las actitudes, no importa el rival ni el escenario, las ansias de ganar siempre son las mismas.

Aitana celebrando el 0-3 del Barça. Fuente: FC Barcelona.

Lo mejor de todo es que aunque es el Barcelona el que se lleva la copa, esto es un gran paso para el fútbol femenino español, muchas veces cuestionado por su “falta de competitividad” desde la perspectiva de algunos expertos que no han visto ni un partido de nuestra Liga. Ayer se demostró que en España hay mucho talento y muchas opciones de ganar grandes cosas. A lo mejor lo que falta no depende de las jugadoras, sino del otro lado de la ecuación.

Durante este tiempo repetimos una y otra vez que este deporte le debía una al Barça, y ayer, tras presenciar una de las mejores demostraciones de buen fútbol que recuerdo, se la dio. Por fin se hizo justicia y pudimos ver a jugadoras como Vicky Losada o Melanie Serrano portar con orgullo esa copa que las acredita como campeonas de Europa.

Ahora es su momento y con ellas entramos en esa “otra dimensión” que algunos ya dibujaban el año pasado, aunque quizás no con este protagonista. Guste más o menos, el camino del Barça es el espejo donde mirarse. Es el resultado de las cosas bien hechas, del sacrificio y de la confianza por parte del club.

Culés, siéntense y disfruten. Esto acaba de empezar.

Fuente: FC Barcelona.