Ya es oficial, el alemán es el nuevo entrenador para las próximas dos temporadas. Después de la salida de Xavi, el exentrenador del Bayern de Múnich y la selección alemana asume con ilusión el reto de dirigir al Barça.

Su fútbol vertical, ofensivamente desacomplejado y caracterizado por una presión intensa, choca con el famoso debate sobre el estilo que siempre aparece con la llegada de un nuevo inquilino del banquillo azulgrana. ¿El fútbol del alemán será aplaudido en Barcelona? Dependerá de si el balón entra o no. El problema es fichar entrenadores para ganar y no para construir. ¿Es Flick un entrenador para construir? El barcelonismo espera que sí. Pero, la respuesta a la segunda pregunta depende más de las decisiones que se tomen en los despachos y no en el banquillo. En este sentido, la gestión del proyecto Xavi no es el mejor precedente y deja muchas dudas al respecto.

Hansi Flick visitando por primera vez la Ciutat Esportiva Joan Gamper (FC Barcelona)

El objetivo que se marca desde arriba es ganar y de ahí la apuesta de un perfil como Flick. A priori, el alemán no cumple con los requisitos de un proyecto a largo plazo. Lo dicho, ojalá y que el balón entre. El Barça no se puede permitir la obsesión en ganar, y tengo la sensación que vamos por ese camino. La prioridad en el contexto actual debe ser constituir. Caemos en el error de pensar que la venta de patrimonio ha sido para ganar. No, las famosas palancas se dieron para volver a ser competitivos, algo que se ha logrado. Una vez activadas, la prioridad es conseguir estabilidad en el club, porque el margen de maniobra es mínimo.

Si planificas un proyecto y tu único objetivo es ganar, lo más probable es que fracase. El Barça no está en un contexto para priorizar ganar. ¿Competir y tratar de ganar? Por supuesto. Pero, ganar debe ser consecuencia de. Si aspiras a ser un Madrid (espóiler) saldrá mal. En cualquier caso, si alguien es capaz de sacar lo mejor de esta plantilla, no completa, pero sí competitiva, es Hansi. Sus éxitos serán los del culé, así que toca desearle toda la suerte del mundo y darle el bote de confianza que merece siempre un nuevo entrenador.