Como esa camiseta que tras el invierno ya no está de moda, parece que en Barcelona se hayan cansado de Iván Rakitic. “No tiene nivel para el Barça”, “siempre la pasa hacia atrás” o “no tiene compromiso con el equipo por irse a la Feria de Abril” son algunos de los comentarios que más se han repetido este verano en las redes sociales. Como si no fuese tan bueno, que lo es, o no tuviese nivel para el Barça, que lo tiene, creo que el problema del croata es más de rol que de todo lo que se le acusa anteriormente.

Podría decirse que todo comenzó hace un año, con la llegada de Arthur, el ascenso de Carles Aleñá y la irrupción mediática de Riqui Puig. En Camp Barça se esperaban cambios tras la debacle en Roma, nuevos cromos que mágicamente hiciesen jugar al equipo como antaño, un lavado de imagen que volviese a ilusionar al culé. Y ahí no entraba Iván Rakitic.

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Rakitic frente a la Roma | Fuente: 90min.com

El cambio al 4-4-2 del año anterior había entregado al croata un protagonismo del que no había gozado como azulgrana hasta el momento. En el doble pivote, Rakitic realizó probablemente su mejor temporada como jugador del Barça, pero el 3-0 en el Olímpico lo cambió todo. El subcampeón del mundo se había convertido a ojos del aficionado en la representación de ese paso atrás que el Barcelona parecía haber dado con el nuevo sistema de Valverde.

La aparición de nuevas figuras, ajenas a la eliminación en Champions League, apartó a Rakitic de las alineaciones con las que fantaseaban los aficionados. Valverde había vuelto al 4-3-3 y se pedía que el centro del campo fuese algo así como Busquets – Arthur – Coutinho. Pero nada más lejos de la realidad: Arthur tardó en entrar en el centro del campo y el ex del Liverpool nunca lo hizo. Lejos de lo que el hincha creía, Rakitic volvió a jugar los partidos importantes, los intrascendentes y, motivo del enfado en la grada, incluso los minutos en los que era necesario un arreón. En detrimento de otras opciones, el ex del Sevilla siempre permanecía en el verde.

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Rakitic frente al Liverpool | Fuente: FC Barcelona Noticias

Un año después, parece que la situación ha cambiado. Rakitic ha pasado de indiscutible a suplente en las tres primeras jornadas e incluso fue ofrecido al PSG en la operación Neymar. La llegada de De Jong, junto a la presencia de Arthur y Busquets, parece que le cierra las puertas del once. No obstante, Rakitic puede seguir siendo una opción de quilates que Valverde tenga para cerrar partidos o dar descanso a otras piezas. Un papel que quizás sí se adecue más al que debió desempeñar de haber tenido el Barcelona un centrocampista con el nivel que existía en los años que añora el culé.

Lo cierto es que no deja de ser curioso como cada vez se cuestionan más a las figuras que han ganado tanto hace tan poco. Rakitic ha conquistado, en los últimos cinco años, cuatro ligas, una Champions League, tres Copas del Rey y un subcampeonato de un Mundial, entre otras muchas cosas. Puede que la emersión de otras figuras obligue a que participe menos, puede que no tenga el virtuosismo de sus predecesores en esa posición, pero nunca se debería dudar de su aptitud. Nivel le sobra. Eso sí, para otro rol. Uno al que, quizás, llegue un año tarde.