Cuando parecía que Ronald Koeman había dado con la tecla y con el esquema idóneo, el Barcelona vuelve a la senda de la montaña rusa. Los partidos grandes se le escapan de las manos a Koeman, pero también a los jugadores que parecen no ser los mismos en las citas importantes. Ante los últimos acontecimientos, vuelven las dudas del esquema, el cuestionamiento de algunos jugadores y la falta de autocrítica del entrenador. La solución no puede ser pensar que solo recuperando el 4-3-3 el equipo mejorará porque el fútbol va más allá de los esquemas. La táctica es la base más importante, pero se queda en nada si no hay actitud, ni intensidad, ni competitividad, ni lectura de juego.
¿Se puede cambiar de esquema, de idea y de estilo de la noche a la mañana? Este equipo, a día de hoy, pende de un hilo y puede acabar triunfando con los dos títulos o cerrar en blanco la temporada. El Madrid demostró en El Clásico cuál es el talón de Aquiles de este equipo: los errores individuales y la falta de ideas ante bloques bajos. Lo primero se puede mejorar aumentando la concentración y buscando la finalización de jugadas, algo tan sencillo que el Barça no es capaz de recuperar de sus mejores años. Lo segundo es responsabilidad del entrenador y de su cuerpo técnico: si los partidos que más le han costado a tu equipo son aquellos en los que el rival se ha encerrado en un bloque bajo y ha salido a la contra aprovechando tus errores defensivos y tus imprecisiones en el centro del campo, es obvio que hay que trabajar la concentración, pero, sobre todo, las ideas de ataque ante defensas cerradas. Piezas para hacerlo hay, calidad también, pero la actitud de los jugadores y la lectura de juego del entrenador están en duda.
La primera final es ante el Athletic Club que ya le ha ganado esta temporada una final al Barça precisamente atacando su talón de Aquiles. Marcelino es uno de los mejores entrenadores de La Liga y los leones, después de haber perdido la final de la Copa ante la Real Sociedad, saldrán a morder para llevarse esta Copa. Si el Barça no sale igualando en intensidad a su rival, empezará el partido perdiendo y si Koeman no hace un buen planteamiento en el que potencie las virtudes de su equipo y proteja sus debilidades, la final se le pondrá cuesta arriba y la solución no podrá ser dar entrada a delanteros en el minuto ochenta sin idea alguna de juego. Entonces, ¿qué debe hacer Koeman? ¿Debe seguir confiando en el 3-5-2 o volver al 4-3-3? Este debate es una de las peores noticias de la temporada: el Barça no está teniendo una identidad de juego como en antaño. El 3-5-2 llegó para ser un parche porque no había forma de que la defensa no hiciera aguas con el 4-3-3.