De Ligt, Ziyech, Tadic, Neres… Tardaremos en olvidar al Ajax de la temporada 2018/19. Su gesta en Champions, su sinfonía orquestada por Ten Hag, la vistosidad de su juego. Y Frenkie De Jong. El holandés irrumpió con tal fuerza que media Europa se lanzó a la carrera por su fichaje. Pero, contra todo pronóstico, el Barça se impuso a todos a golpe de talonario. El fichaje se explicaba solo, por talento y por encaje. Sin embargo, su rendimiento hasta la fecha ha sido una auténtica montaña rusa.

De Jong contra Modric con el Ajax (Photo by VI Images via Getty Images)

De Jong llegaba al Barça para ser el sustituto de Busquets: tenía el tiempo necesario para hacerlo y la versatilidad suficiente como para sumar minutos como interior, antes de recoger su testigo. Pero, en su cuarta temporada, el holandés apenas se ha desempeñado como pivote. Su perfil, poco posicional, choca contra la concepción purista del pivote en el Barça. Así, en un equipo aferrado al recuerdo de Busquets, Frenkie ha ido pasando de rol en rol, sin llegar al rendimiento que nos prometía en el Ajax.

Verano de 2022: palancas, fichajes, ilusión. En un Barça que prometía fuegos artificiales, De Jong fue elegido como cabeza de turco. Era el activo más vendible de la plantilla y su traspaso permitía la inscripción de Bernardo Silva, petición expresa de Xavi. Sin embargo, pese a la presión del club, Frenkie decidió quedarse. La expectación era doble y un mal partido como pivote contra la Real le descartó de la lucha para ser el mediocentro titular del equipo.

De Jong y Busquets abrazados (Photo by David S. Bustamante/Soccrates/Getty Images)

Sin embargo, una baja inesperada de Busquets le iba a dar una nueva oportunidad: Villarreal. El holandés se salió y parecía que Xavi le iba a dar continuidad en su nueva posición. Pero ante el Athletic Club, el técnico iba a tomar una decisión táctica que cambiaría el rumbo de la temporada: juntar a De Jong y Busquets en la base, con Pedri y Gavi por delante. Así, ambos mediocentros se potenciaban y de la mano de los cuatro centrocampistas llegaron los mejores partidos de los azulgranas. Frenkie, en su nuevo rol, espera. Sabe que Busquets no es infinito y que tarde o temprano llegará su hora: el día en el que el Barça sea suyo.