El Rey de Copas suma la número 31 a su palmarés. El F.C. Barcelona brilló en la noche en la que se jugaba su primer, y tal vez único, título de la temporada en un duelo ya clásico como lo es una final de Copa del Rey contra el Athletic de Bilbao. Ganó con un aplastante 0 a 4 en el Estadio La Cartuja de Sevilla. Koeman no hizo experimentos y sacó a los jugadores habituales. La gran noticia fue el regreso de Gerard Piqué al once titular. El central forzó para llegar al choque y no desentonó en el que posiblemente fue el mejor partido blaugrana.

Copa del Rey
La final de Copa fue uno de los mejores partidos del equipo culé / Fuente: Getty Images

El Barça tuvo un claro control desde el inicio. Los de Koeman consiguieron crear varias ocasiones consecutivas, como un tiro de De Jong que golpeó en el palo, pero sin terminar de concretar. Brilló el equipo en una primera parte donde mostró un notable juego colectivo, marcando el ritmo del partido, como pocas veces se vio en este curso. En lo que respecta al rival, no es una exageración decir que el Athletic entró realmente en el partido en el minuto 40. Williams creó una ocasión al contraataque que no encontró rematador y terminó en las manos de Ter Stegen. Insistieron en los minutos finales de la primera parte sin conseguir premio y el árbitro señaló el camino a los vestuarios sin que el marcador cambiara.

Los jugadores culés salieron con los pies más ligeros tras el descanso y tuvieron ocasiones desde que comenzó la segunda parte. Antoine Griezmann, uno de los hombres de la noche, estuvo cerca de romper el empate con un remate dentro del área a escasos metros de un Unai Simón que salvó a su equipo. Casi igual de inmejorable fue la ocasión de Busquets, que en boca de gol su disparo se encontró también con el meta roijblanco.

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De Jong fue uno de los mejores en la final / Fuente: Getty Images

La lata de goles se destapó en el minuto 60 y el Bilbao sufrió una avalancha goleadora en 12 minutos. Messi conectó con De Jong y el holandés asistió a Griezmann, que no falló. Sin tiempo para asimilarlo, De Jong apareció para cerrar la final. Frenkie fue uno de los mejores del partido: defendió, creó juego, asistió y marcó. Era el 63’ cuando Jordi Alba centró al área y el de Arkel empujó el balón a las redes con un cabezazo. El entrenador del Athletic, Marcelino, pareció entonces renunciar al partido y sacó del campo su jugador más peligroso, Williams, cuando ya había sacado a Muniain en el descanso.

Y mientras el Bilbao renunciaba a atacar, en el partido aparecía el delantero estrella blaugrana, Leo Messi. En una conexión magistral con De Jong en el 68’, el genio argentino se internó en el área rival y remató la final con un disparo ajustado a la derecha imposible para Simón. Cuatro minutos después Leo marcaba el cuarto, con un remate imparable a pase de Jordi Alba en esa jugada tan típica entre el lateral y el delantero. Pudo caer el quinto gol, el de la “manita”, pero el VAR anuló un gol de Griezmann por fuera de juego. Tras eso, el partido llegó a su final sin polémicas ni grandes jugadas, con un Barça liberado tras el aluvión de goles y Athletic sumido en la frustración de perder su segunda final en quince días.

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La dupla Leo Messi – Jordi Alba materializó el cuarto y último gol / Fuente: Getty Images

Para los culés es un título especial tras la debacle de la temporada pasada, que puede marcar el inicio de una nueva etapa dulce blaugrana. Y también puede influir en las figuras claves del Barça. Joan Laporta ya tiene su primer título en su segunda etapa como presidente del club. Ronald Koeman tiene ahora un aval con el que defender su gestión ante Laporta. Y Messi tiene en el título una invitación al optimismo de un equipo que llega al final de la temporada “de transición” con más certezas y menos dudas que en septiembre.

Rey de Copas
La Copa puede generar un impacto positivo en el porvenir del equipo culé / Fuente: Getty Images