La Champions se ve distinta, suena distinta y se juega distinta. La presión es doble, el margen de error mínimo. Por ello, Xavi se alejó de las alineaciones ofensivas de la Liga, para cerrar con tres y mandar a Cancelo por la izquierda. El Porto, sabedor de su inferioridad técnica, juntó las líneas para dificultar la salida de balón culé. Y funcionó, porque solo el banderín del asistente e Iñaki Peña salvaron a los culés del 0-1. Por poco tiempo, porque en el minuto 30 el partido se descontrolaría por completo.

Iñaki completó un gran partido (Photo by LLUIS GENE / AFP) (Photo by LLUIS GENE/AFP via Getty Images)

Primero fue Pepe, que castigó un muy mal repliegue blaugrana y calló al Lluis Companys. Pero al minuto, Cancelo con una gran jugada individual volvía a encender la llama culé con una gran definición desde la banda izquierda. De nuevo, el talento al rescate. Y lo de Iñaki, que sin apenas ritmo de competición salvó a los suyos antes del descanso. Se palpaba la tensión.

La segunda parte comenzó con un larguerazo de Joao Félix, que despertó a los 43.533 espectadores hoy presentes en Montjuic como un cubo de agua fría en medio de la siesta. Balde y Ferran saltaban a calentar, entre el ‘runrun’ que se contagiaba por la grada cada vez que el Porto merodeaba el área culé. Hasta que los Joaos se inventaron el 2-1. De nuevo, Cancelo a pierna cambiada le dió a Félix la oportunidad de redimirse y el portugués no falló. El gol llenó de confianza a los culés, que comenzaron a adueñarse de un partido que parecía que se les escapaba. La mala noticia fue la inoportuna lesión de Cancelo, que se marchó con una exhibición a las espaldas y una calurosa despedida por parte de la afición. Siguientes paradas, Girona y Atlético.

Joao Félix celebrando su gol. Fuente: Getty Images