El pasado mes de abril se anunciaba que el FC Barcelona había fichado a la central española del PSG, Irene Paredes. En ese momento, los culés recibieron un regalo inesperado. El Barça aprovechó que Irene terminaba su vinculación con el club francés para incorporarla a la plantilla, siendo conscientes de que era una apuesta segura dado que Mapi y ella ya compartían el puesto en la selección, conformando una de las duplas más sólidas del continente.

La central vasca, ex del Athletic Club, llevaba 5 temporadas en el PSG, pero decidió volver a España y como ella mismo dijo, el proyecto del Barça fue el que más le convenció. Con 30 años, es una de las defensas más consolidadas en Europa junto con Wendie Renard, Magdalena Eriksson o la propia Mapi León.

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En su caso, un par de partidos de pretemporada fueron suficientes para que Irene se ganara un puesto en el 11 titular junto con Mapi, quien ya ocupaba esa posición desde que llegó al Barcelona en 2017. En lo que llevamos de temporada, el Barça solo ha encajado 3 goles en contra (2 en liga y 1 en Champions), siendo uno de los equipos menos goleados, incluso Irene se ha animado de cara a portería, sumando 2 goles con la camiseta azulgrana.

Ambas jugadoras se complementan a la perfección en el campo. Mapi ocupa el rol de central más técnica, con mejor salida de balón. Tiene un buen disparo desde fuera del área y en más de una ocasión se encarga de poner los saques de esquina o lanzar las faltas, sin olvidarnos de su capacidad en el 1×1. Irene es más contundente, y se caracteriza por aprovechar su envergadura a la hora de cortar el balón, además de destacar por su juego aéreo, tanto defensivo como ofensivo, características que nos llevan a compararlas con aquella pareja de centrales que formaban Piqué y Puyol.

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Lo que no cabe duda es que juntas forman un muro en la defensa azulgrana. Donde no llega una aparece la otra. Solidarias en las ayudas, tienen muy interiorizado su papel y la buena relación que hay fuera del terreno de juego se traslada al campo. El liderazgo y la garra de Irene se asocian con la inteligencia y la lectura del juego de Mapi, consiguiendo potenciar los puntos fuertes de cada una y contrarrestar las debilidades.

Las dos juntas logran transmitir seguridad, constancia y solidez. Ojalá podamos disfrutar durante mucho más tiempo de ellas, tanto en el Barça como en la selección, porque son dos jugadoras que marcarán una época en el futbol femenino español.