En qué nos hemos convertido. No pintaba nada mal el inicio de la década pasada con un club unido y respaldado por títulos y fútbol. Nadie se esperaba que ese verano de 2010 todo cambiaría, y para mal. Rosell, Bartomeu, qué daño habéis hecho, y qué carrerón mano a mano por destruir hasta el cuero del escudo.

Resultado de imagen de rosell elecciones 2010
Sandro Rosell celebrando las elecciones de 2010. Fuente: RTVE

Este artículo no tiene bandos, sólo colores. Algún día también hablaremos de la gestión de Laporta, pero la realidad es que su mandato no estuvo manchado ni un 1% de lo que hemos sido testigos durante los últimos años. Y vamos con ello: Hacienda nos caló, y la fiscalía nos liquidó. Primera vez en más de 100 años de historia que el Barça protagonizaba juicios por hacer las cosas mal. Fichajes irregulares, comisiones en Brasil, sociedades ocultas y unos canteranos que abandonan con 15 años sabiendo que no les llegará la oportunidad. Con lo que hemos sido y presumido. El triplete del señorío estaba llegando a la ciudad Condal, tapado y desviado por una caverna mediática a la que al final habrá que darle la razón. Los aficionados, atrincherados, esperando cualquier movimiento final destructivo que acabara el fin de una pesadilla, golpeando sin piedad la dignidad, el orgullo y la grandeza que tanto costó levantar.

Cruyff entregó su insignia de honor; Guardiola se marchó llorando y sin apenas reconocimiento; a Abidal no se le ofreció una mínima oportunidad de seguir demostrando valía tras su enfermedad; sanción de la FIFA por negociar con menores, llegando incluso a hacerles cambiar de bando al cabo de los años por el mal trato y la nula palabra (Kubo); la huída de Thiago; las sorprendentes incorporaciones mediocres de Chigrinsky, Song, Mathieu, Douglas, Vermaelen, André Gomes, Deulofeu, Murillo, Boateng y sus nulas ventas; los 18 millones de Neymar; la triste despedida de Puyol, que aún espera homenaje; la figura del Tata Martino; el despido tardío de Ernesto Valverde; la bochornosa discreción para afrontar temas importantes, incluso traicionando los propios principios con Neymar de testigo; el despilfarro en jugadores sin antes analizar su encaje en el estilo como Dembélé o Coutinho; intercambio de Cillessen y beneplácito de Paulinho para cuadrar cuentas; el poder del vestuario por encima de la directiva y sus pulsos insólitos e inadmisibles. Y para acabar, la guinda del pastel: Rodrigo Moreno. Con Suárez en el punto de mira, dejándose llevar por la inercia de la retirada casi desde que llegó, el sustituto se alarga más que un chicle Boomer, y se escuchan rumores de una renovación que no tendría ni el más mínimo sentido. Mientras la lógica pide un delantero con atractivo goleador, joven, con garra y dispuesto a heredar con responsabilidad el ‘9’, se empeñan en hacernos ver que el mercado está complicado, y por tanto, hay que ningunear a nuestros propios jugadores para abaratar costes. Señores, ¿le pueden preguntar al Borussia Dortmund si se pueden hacer fichajes de nivel sin irse muy lejos? Gracias.

Resultado de imagen de LA MASIA NO ES TOCA
Pancarta en favor de la cantera del Barça ante la sanción FIFA. Fuente: Mundo Deportivo

Nos decían que había que rodear a Messi. Nos decían que había que contentar a Messi. Nos decían que Messi era eterno, que hacía mejor a sus compañeros, que se merecía acabar a lo grande. Lo que no se están atreviendo es a planificar una era post-Messi, que aunque duela aceptarlo, peor no sería saber afrontarlo. El argentino sigue respondiendo por su propia leyenda y por la grandeza del que se lo dio todo, porque sin duda, cuando esta pesadilla acabe, nadie recordará ‘la Champions del Barça de Sandro Rosell’ o ‘el triplete del Barça de Bartomeu’, sólo recordarán ‘el Barça ganador de Messi’. Démosle gracias por no haber abandonado aunque se le pasara por la cabeza dudar, por no haber tirado la toalla a pesar de ser la única bala fiable en la recámara, y el que está escribiendo una historia de la que se aprovecharán todos, tanto los que se la merecen como los que viven de su imagen. Pero que nadie se sorprenda si prefiere acabar respirando un poco de aire limpio y no seguir involucrado en agrandar una infección mortal que nos está definiendo como ‘Menos que un Club’.