Cuando surgen fenómenos futbolísticos como Pedri y Gavi, que derriban las barreras del fútbol mundial antes de cumplir la mayoría de edad, todo parece positivo, no puede haber nada de malo en que los jóvenes se abran un hueco en el primer equipo. El problema es que cualquier joven que pretenda contar con minutos para seguir creciendo junto a los grandes tendrá que jugar no contra los rivales, sino con las sombras de quienes han maravillado al mundo con su misma edad. Este es el caso de Pablo Torre.

Nunca es fácil dejar tu hogar, menos aún si tu afición te considera su capitán, su estandarte, su ídolo. Si cantan tus goles y celebran tus jugadas como si en ese momento no hubiera ningún jugador ni ningún equipo más importante que el tuyo. Nadie elige un camino peor, sino la ruta que te permita seguir creciendo. Unos lo hacen a pasos de gigantes y otros tardan un poco más, pero no todos acaban llegando.

Pablo Torre aupado por sus compañeros. Fuente: Diario El Montañés

Para ser un jugador diferencial en Primera Federación hay que ser muy bueno, pero para ser un jugador determinante en el Barcelona tienes que ser especial. Sabemos que Pedri y Gavi lo son, pero no sabremos si Pablo Torre puede serlo hasta que no tenga los minutos necesarios para ello.

El joven de diecinueve años tan solo ha disputado doscientos veintisiete minutos con la camiseta del primer equipo entre todas las competiciones. Ha podido estrenarse como goleador y como asistente, pero no ha cautivado a Xavi. Lo sorprendente no es que no haya impactado como Pedri y Gavi lo hicieron en su momento, aunque desde su llegada a Barcelona ya lo considerasen un nuevo caso de estrella precoz, sino que su caso se haya gestionado tan sumamente mal pues no está pudiendo crecer ni en el primer equipo ni en el Barça B.

Pablo Torre dejando a un rival en el suelo. Fuente: Getty Images

Cualquier aficionado externo al conjunto blaugrana que no haya visto jugar lo suficiente a Pablo Torre puede pensar que el chico no vale, que no todos acaban abriéndose hueco en el primer equipo o que su fichaje ha sido un fracaso. Xavi admitió en rueda de prensa que algunos jóvenes hoy en día tienen demasiada prisa por llegar al primer equipo y que él mismo tardó unos años en hacerse con un hueco importante. Pero, ¿alguien se ha parado a pensar qué puede aportar este chico? ¿No puede Pablo cumplir la función de darle descanso a Pedri y Gavi?

En los cuatro ratos que ha podido jugar, Pablo ha demostrado, sobre todo, tener una capacidad para orientarse siempre bien al recibir el balón entre líneas, para girarse por dentro, para bailar en la linde de la frontal, para poner centros muy precisos a balón parado y para filtrar pases que nadie más parece ver o que otros no se atreven a dar. Tal vez le falte capacidad física, ritmo de competición o intensidad en la presión, pero nada de esto lo va a mejorar sentado en el banquillo o en la grada.

Pablo Torre filtrando un pase. Fuente: Getty Images

Los medios se hacen eco de cuánta falta le hace a Xavi contar con un interior creador que sea determinante en tres cuartos de campo y que tenga visión de juego para filtrar esos pases que parece que solo ve y se atreve a dar Pedri. De nada sirve ahora mirar al mercado, pero sí se puede mirar al banquillo y dar la oportunidad al chico que lleva toda la temporada esperando que alguien apueste por él.

La joya cántabra nunca se ha acomodado ni conformado, aceptó el reto de seguir creciendo en el Barça tras liderar al Racing de Santander al ascenso a Segunda División, se ofreció a salir cedido para volver siendo aún mejor y Xavi le negó la salida porque consideraba que necesitaba algún recambio para Pedri y Gavi.

Fuente: Getty Images

Pedri ha caído lesionado por la carga de minutos, Gavi lo está jugando todo y Pablo sigue esperando. Resulta muy complicado creer que otros jugadores como Sergi Roberto, aunque juegue en su posición más natural, puedan ser más decisivos en el modelo de juego de este equipo que Pablo Torre. A Xavi le falta una pieza en su centro del campo y hoy, ante el mismo equipo que sonó para lograr la cesión de la joya cántabra, deberá decidir entre apostar por los mismos de siempre o contar con la pieza que le falta por encajar, Pablo Torre.