Hace unos días, ante la Juventus en Turín, Miralem Pjanic volvió a la que fue su casa durante cuatro años jugando como titular. Fue la segunda titularidad en competición europea en su primera campaña como culé, mientras que en La Liga solo ha contado con escasa media hora de juego frente a Villarreal y Sevilla. El bosnio fue el que más corrió en Turín de todos los jugadores que disputaron minutos (12,32 km).

A pesar del inicio titubeante que tuvo en Turín, firmó más de setenta pases acertados, perdió siete balones en todo el partido, recuperó tres y disparó dos veces a puerta. En la primera parte le costó arrancar con precisión, pero en la segunda dio todo una masterclass de fútbol que provocó el dominio absoluto del Barça en el medio campo y, por ende, del partido.

Pjanic en su vuelta a Turín. Fuente: Getty Images

La posición del doble pivote en Turín fue ligeramente diferente a partidos previos. Estaban un poco más retrasados: Pjanic era el encargado de saltar a la presión, mientras De Jong hacía de ancla del eje. El bosnio no perdió la posición en ningún momento. A pesar de no tener ritmo de partido por la escasez de minutos, fue capaz de dominar todo el centro del campo, ayudar en la presión y ser solidario en defensa.

Durante sus mejores minutos en el campo, contó con la ayuda de Busquets a su lado quien, contagiado por el buen ritmo de juego del equipo, el buen momento del bosnio y con las pilas cargadas gracias al descanso que le dio Koeman, aportó aún más control al partido y mantuvo la distribución de juego al primer toque. Si Busquets juega mejor partiendo del banquillo y Pjanic le aporta tanto al Barça, ¿por qué Koeman no le da la titularidad al bosnio?

Pjanic entrando por Busquets frente al Villarreal. Fuente: Getty Images

La mejor razón para la titularidad de Pjanic circunda el papel de Frenkie de Jong. El holandés se muestra más cómodo en el campo cuando juega acompañado del bosnio. Aunque en Turín le tocó jugar de central en el mejor momento de Pjanic, anteriormente se ha podido ver al holandés más suelto en el juego cuando han coincidido en el campo.

Una de las mejores virtudes de De Jong es la salida desde atrás superando líneas en carrera, algo que cuando juega con Busquets no se atreve a hacer porque se queda desnudo ese doble pivote. Busquets pierde más la posición que Pjanic y cuando se descuelga en la presión, tarda más en recuperar la posición y en llegar a cubrir las transiciones contrarias que Pjanic.

Pjanic y De Jong juntos en le Gamper. Fuente: Getty Images

En partidos anteriores, se podía ver que entre el doble pivote culé y la defensa había un espacio demasiado grande que provocaba que los rivales encontrasen huecos entre líneas. Frente a la Juve, los italianos tuvieron mayor problema para ello debido al buen trabajo en conjunto de Pjanic y De Jong.

Tres consignas están claras de momento en el doble pivote culé: De Jong juega más suelto con Pjanic al lado, Busquets rinde mejor como revulsivo desde el banquillo y Pjanic, a pesar de tener ya treinta años, aún tiene mucho fútbol que aportar. La decisión la tomará Koeman, pero el rol de Pjanic no puede ser el de suplente en tantos partidos. El bosnio trabaja para ser titular y el Barcelona le necesita en su once inicial.

Pjanic dirigiendo el centro del campo culé. Fuente: Getty Images