La banda ochentera Men at Work hacía referencia con el ‘Who Can It Be Now?’ a una incertidumbre que se traslada a la retórica de los últimos años en Can Barça. ¿Quién puede ser esta vez? Es lo que se habrá preguntado la ‘culerada’ tras pasar las de Caín e incluso haber bajado al barro de Europa League. Luis Enrique, capitán del barco en la remontada culminada hace siete años, se midió a un Xavi con mucho que perder y dos finales de temporada posibles: la ambición desatada por la inimaginable sexta Champions y el recuerdo imborrable de Wembley; o la decepción, ante la falta de paciencia, por unos estándares inalcanzables y un discurso impreciso.

Probablemente, en el tramo en el que mejor fútbol estaba practicando, al Barça le fustigaron de la forma más dolorosa posible: contra de la ilusión de su gente. Unas semanas en las que se respiraba una mezcla de orgullo, nervios y pasión desenfrenada como para volver a creer y dejar de soñar que explicitaba el artista Miki Noëlle en sus redes sociales. Con las calles teñidas de azulgrana y un ambiente descomunal, nada de ello pudo desdibujar la bajona del postpartido, cuando el gol del entregado Raphinha reflejaba inicialmente un 4-2 que acabó en un 4-6 global.

Los jugadores agradecen el apoyo del público | FC Barcelona Twitter

Una roja que lo cambió todo

Xavi y sus pupilos se mostraron perplejos, impotentes y asumiendo un destino que se encaminó con esa acción desafortunada. Una expulsión que Ronald Araujo todavía estará meditando, tras ver como el giro dramático de los acontecimientos, que se dice, no tenía vuelta de hoja. Ousmane Dembélé, al que nadie acabó de entender los días buenos y malos durante su estancia en Barcelona, se vistió de villano para tramar junto a Kylian Mbappé la réplica. Y como era de esperar: no Lamine, no party. De poco sirvió la redención de Koundé, Raphinha o el imperial Pau Cubarsí, en aras de un partido que requería de una resistencia a la que solo está dispuesto a reivindicar el Real Madrid. La crónica de una muerte anunciada se acabó por confirmar con las ocasiones erradas. “Aquí vienen, esos sentimientos otra vez” es uno de los versos de la canción mencionada sobre el grupo australiano. Llámale fantasmas o como quieras, pero es una melodía que no deja de repetirse.

La próxima temporada hará diez años de que el Barcelona se alzó campeón en Europa por última vez. Viendo el talento y potencial de un equipo eminentemente joven en el que convergen madurez y entrega, uno se pregunta ¿Será entonces cuando la “inevitable” cierre este ciclo de sequía, por muy utópico que parezca? Es demasiado pronto, sigamos con nuestro café y nuestras vidas. Mientras tanto, hay un Clásico que nos espera para redondear la semana. Que sea leve.