El Barcelona afrontaba la eliminatoria con muchas bajas y muy sensibles, tras un desgaste importante en partidos anteriores con muchas prórrogas y ante todo un Sevilla. Parecía que el equipo saldría a morder para luchar por el título más alcanzable de la temporada, pero estuvieron menos acertados que de costumbre con y sin balón.

Estaba claro que ningún equipo iba a renunciar al balón, así se ha podido ver desde el primer minuto. El partido se jugaba en el medio. El planteamiento del Sevilla ha sido insuperable para el Barça durante la primera parte. Con dos líneas, cinco en el medio, bien juntas por parte del Sevilla, el juego interior del Barça era prácticamente imposible, por eso Messi y Pedri casi no pudieron entrar en juego. El mayor peligro del Barça llegó por las bandas, sobre todo por la derecha con Dembélé intentando desequilibrar el juego, pero tenía muchas ayudas rivales que superar y no pudo con ninguna. La presencia de Leo como falso nueve ha sido prácticamente nula por dentro salvo en unas cuantas ocasiones de salida de presión en las que el Barça ha podido triangular por dentro y encontrar a Alba en banda. Las opciones del Barça han pasado por las bandas, mientras que el Sevilla, bien trabajado sin balón, podía hacer daño tanto con balón como a la contra.

Dembélé tirando del equipo. Fuente: Getty Images

El Barcelona ha corrido más de la cuenta durante la primera parte porque su presión ha sido prácticamente nula. Mientras que Messi no saltaba a la presión, eran Busquets y De Jong quienes tenían que presionar a los centrales, por tanto, todos los demás acababan llegando a presionar en inferioridad y tarde. La superioridad para salir por dentro del Sevilla era muy clara contando con cuatro medios por dos del Barça. Al principio del partido pudo sacar más provecho el Barça de la presión en la salida del portero, pero conforme avanzaron los minutos el Sevilla se hizo con el balón hasta que, en el minuto 25, una jugada individual de Koundé mal defendida por Busquets y peor aún por Umtiti, acabó en golazo del defensa francés. Desde el gol, el Barça se vino abajo y perdió la pelota por completo. El Sevilla dominó el juego mientras el Barcelona corría sin posibilidad de llegar a robar y, cada vez que conseguía el balón, no le duraba para dar ni diez pases seguidos.

Koundé anotando el primer gol. Fuente: Getty Images

Tras el descanso, sorprendentemente el partido se rompió. El Barça salía bien de presión, encontraba más espacios por dentro y podía correr a la contra. Tuvo unas cuantas buenas ocasiones de gol en el primer cuarto de hora, pero no fue capaz de anotar. El Barcelona se hizo con el balón y adelantó la defensa, algo arriesgado teniendo en cuenta el daño que puede hacer el Sevilla a la contra con jugadores como Suso y En-Nesyri, pero clave para recuperar más balones en campo contrario. Los de Koeman poco a poco fueron encontrando más espacios para crear ocasiones claras que poder finalizar. Aún así, no consiguió darle fluidez clara a su juego porque el Sevilla optó por cortar más el juego. El partido pedía cambios por parte del Barcelona, pero los hizo Lopetegui para refrescar el equipo y seguir trabajando. Conforme avanzaban los minutos, daba la sensación de que el Barcelona tenía las mismas opciones de marcar que de ser rematado al contraataque por parte del Sevilla. El juego del Barça pasaba por las botas de Leo Messi, si él encontraba huecos, las opciones de gol aparecían claras. El Barça mereció mucho más en la segunda parte, al menos el gol del empate. El Sevilla los últimos quince minutos se protegió atrás con las líneas muy juntas y preparados para salir a la contra, mientras que el Barça no dejó de intentarlo sobre todo por parte de Dembélé que se echó el equipo a la espalda.

Los de Koeman necesitaban aire fresco, sobre todo en el medio porque De Jong y Pedri, además de estar espesos, estaban muy cansados, pero el holandés decidió no hacerlos, mientras Lopetegui los gastó todos, Koeman se equivocó fundiendo a los titulares. Las lecturas de partido mal hechas acaban pasando factura y, aunque el Barça mereció al menos un gol, el fútbol y el Sevilla le dieron una lección anotando el segundo gol en una contra mal defendida de nuevo por Umtiti, que tiró mal la línea del fuera de juego y supuso el segundo gol del Sevilla por parte de Iván Rakitic, a cinco minutos del final. Una acción preocupante que reflejó el estado físico del equipo en ese momento del partido. El Barça ha acabado fundido tras no haber encontrado la forma de marcarle al Sevilla y haber corrido detrás de sombras durante la primera parte con un desgaste físico que ha acabado pasando factura ante la falta de cambios.

Rakitic pidiendo perdón tras sentenciar el partido. Fuente: Getty Images

Cuando no aparecen tus jugadores más importantes, estás más desconectado que de costumbre, presionas mal, tu entrenador no lee bien el partido y delante tienes a todo un rival como el Sevilla, que está muy bien trabajado sin balón y tiene argumentos de sobra para hacer daño con él, resulta prácticamente imposible llevarse un partido. El Barcelona puede haber dicho adiós a la Copa del Rey hoy teniendo en cuenta que debe marcarle tres goles en la vuelta a un Sevilla que no ha recibido ni un gol en todo el campeonato. A los de Koeman se les puede haber escapado una nueva opción de ganar un título, posiblemente, el único título al alcance del equipo esta temporada.