Raphinha ha sido, con diferencia, el fichaje más discutido del verano en clave blaugrana. Por perfil y por precio: 58 millones parecían demasiados por un jugador desconocido para el gran público, cuya posición en el Barça rebosaba de opciones. Aunque, pocos partidos después, el brasileño ha demostrado que ninguna alternativa es como él. Su intensidad se contagia, su ambición es infinita y su movilidad desquicia a aquel que tenga la mala suerte de defenderle. Sacrificio, ritmo y samba: puro espectáculo.

Raphinha contra el Real Valladolid CF (Photo by Urbanandsport/NurPhoto via Getty Images)

Raphinha no es el prototipo de extremo brasileño que tenemos en nuestro imaginario colectivo. Es rápido, sí. Habilidoso, también. Incluso tiene esa creatividad tan característica para deshacerse de rivales en espacios reducidos. Sin embargo, Raphinha añade a esas cualidades una capacidad de sacrificio y una inteligencia que hacen de él un jugador diferente. Aunque, el brasileño no se olvida de brillar.

Y vaya si lo ha hecho. Junto a Dembelé y a la espera del mejor Ansu, Raphinha se ha hecho con el puesto. Y con razón: es una herramienta útil para Xavi, de mucho nivel y complementaria a lo que el técnico ya tenía.

El técnico, este año, dispondrá de múltiples opciones en la delantera. Dembelé, Ferrán, Ansu, Memphis y el propio Raphinha se repartirán los minutos en dos posiciones; la tercera ya tiene amo y señor. Sin embargo, y pese a la competencia, Raphinha ha sido un fijo para el entrenador catalán. Es amplio y también profundo, talentoso y trabajador. Su posición ideal es la de extremo derecho, a pierna cambiada, en la que puede hacer gala de sus diagonales hacia dentro, para apoyarse en el punta, definir o filtrar últimos pases. Aunque, su polivalencia le permite jugar a pierna natural y buscar línea de fondo, para que sea Dembelé el que ocupe el perfil derecho, que tanto le beneficia.

Raphinha conduciendo el balón (Photo by Pedro Salado/Quality Sport Images/Getty Images)

Al brasileño le ha bastado muy poco para reivindicarse. Su agresividad ha agradado a un Camp Nou que suele ser muy exigente con este tipo de fichajes. Su sacrificio, su ritmo y su samba han caído de pie, en el Barcelona más ilusionante de los últimos años.