Con la Reina de España presente, cosa no habitual en las finales de Copa, el encuentro entre Barça y Real Sociedad tenía más sentido. La primera final con un ambiente de verdad. Las calles de Zaragoza se llenaron de aficionados culers y txuri urdin para ponerle la guinda al pastel.
Ambos entrenadores, quienes comparten una bonita amistad que surgió en las categorías inferiores de la selección catalana, se irán de sus respectivos clubes a final de temporada. Esto hacía este partido aún más especial.
Jonatan Giráldez apostó por Sandra Paños en la portería y con el brazalete de capitana. Esta vez, por delante de Patri Guijarro, ya que la alicantina disputaría uno de los últimos encuentros como azulgrana.
Seis minutos tardó Ona Batlle en anotar el primer tanto. Este fue fruto de una triangulación entre Salma partiendo desde la banda, combinando con Pina. La de Vilassar se desmarcó para recorrer medio campo completamente sola para finalizar con acierto al segundo intento.
Salma, que jugaba en el patio de su casa, sumó el segundo al electrónico gracias a un jugadón de Mariona por la banda. La misma aragonesa intentó un lanzamiento, pero este fue rechazado por Lete. Caro, que estaba donde debía en el momento justo, empujó el balón al fondo de la red.
El cuarto llegó también de las botas noruegas, gracias a una asistencia de Salma. Ona Batlle puso el quinto en el minuto 33 de la primera parte.
Aún le quedaban fuerzas a Salma en la segunda parte. Luchó un balón en la línea de fondo, esperó a Mariona y la balear solo tuvo que empujarlo para marcar el sexto. El séptimo fue de Claudia Pina con asistencia de la misma Mariona. Y en la salida de balón basca, Rolfö presionaba a la central, que erró, y el esférico cayó en los pies de Mariona, para sumar el octavo.
El patio de Salma
Salma Paralluelo (Zaragoza, 13 de noviembre de 2003). Solo tiene 20 años, pero anotó un gol e hizo dos asistencias en la final de la Copa de la Reina.
Empezó practicando atletismo, llegando a ser de las mejores de España, Europa y el Mundo. Eligió el fútbol y dejó su otro deporte para fichar por el Barça. Y qué buena decisión tomó la maña.
La presencia de la Reina
La Reina Letizia presenció el partido desde la zona presidencial. Esto solo había sucedido en 2019, cuando la Real Sociedad se hizo con la Copa.
Salieron las jugadoras y al empezar a sonar el himno de España, el ruido sobrepasó los altavoces. Aficionados culers y txuri urdin, catalanes y bascos, no dejaron que se escuchara el himno nacional.
Aún así, la Reina Letizia pudo entregar el trofeo que acreditaba al FC Barcelona como campeón con total normalidad. De Reina a Reina, a Alexia. Putellas fue la encargada de llevar la Copa hasta el terreno de juego.
En el centro del campo, donde el resto del equipo la esperaba con ansias, se alzó a manos de Sandra Paños, la capitana del partido.
Afición de 10 y buena organización de la RFEF
25.617 espectadores se desplazaron hasta Zaragoza. Desde Barcelona o desde Donosti. La mitad del Estadio de la Romareda era azulgrana, mientras que la otra mitad era txuri urdin.
La RFEF organizó una final como se merecía el fútbol femenino. A mitad de camino de los dos equipos, con una fan zone para poder pasar las horas previas.
El resultado no podía ser otro. Más de 25.000 personas en un estadio español para la final de Copa. Todo fue perfecto. Cánticos de animación a sus respectivos equipos durante los 90 minutos. Una ola conjunta. Aplausos de reconocimiento entre aficiones.
Al finalizar el encuentro, las jugadoras fueron al lado donde se encontraban sus fans para agradecerles haber sido acompañadas.
Lo único a mejorar en esta gran cita, la entrega de medallas. Rubén, el encargado de material del Barça, fue quien recibió una bolsa con todos los oros para colgárselos a las jugadoras. «Es broma?» le preguntó Salma. Y no, la RFEF hizo muchas cosas bien, pero aún quedan aspectos a mejorar.