El Barça ya tiene asegurada la segunda plaza, que es lo importante. Los de Xavi Hernández superaron al Rayo Vallecano en el que fue el último partido de la temporada en el Lluís Companys. La afición culé se pronunció en pleno conflicto mediático y con el futuro del entrenador en el aire. Un encuentro en que los focos apuntaron más al banquillo, al palco o a la grada, que no al terreno de juego. El futuro del técnico egarense sigue en el aire después de la ya conocida como ‘semana de las filtraciones’ y la noticia que sobrevuela el entorno de Barcelona sobre su más que posible destitución.

Sin embargo, antes que nada, hablemos un poco de lo ocurrido en el verde. Se puede decir que cumplió con todos los factores que suelen protagonizar los partidos de final de temporada; espesor en el juego, sobre todo. El gol de Robert Lewandowski, a los dos minutos del pitido inicial, hizo que la primera parte se hiciera algo más llevadera. El marcador simplemente sirvió para sobrellevar mejor un transcurso pesado. En general, performance bastante discreta, que no asumió su punto más álgido hasta el tramo final de la segunda mitad. No lo recordaremos por un juego maravilloso ni entretenido, pues uno estaba más pendiente de los cánticos de “Barça sí, Laporta no”, entre otros.

A destacar, una vez más, Lamine Yamal, que ayer sumó su quinta asistencia en Liga, igualando así su cifra de goles. Curiosamente, ayer también cumplió su partido 50 en el primer equipo. El canterano nos ha llevado a normalizar lo extraordinario, pues con 16 años lo suyo es una barbaridad pasmosa. Su asistencia a Lewandowski con un balón picado desde el pico del área apuntaba a ser el highlight de la tarde, hasta que Joao Félix dijo lo contrario. El portugués entró nuevamente desde el banquillo, pero a diferencia de su intrascendente participación en Almería, le regaló al público una de esas jugadas por las que vale la pena como futbolista. Un slalom dentro del área con caño incluido, en un espacio superreducido, que terminó con el primero del doblete de Pedri. El tinerfeño también marcó el tercero del encuentro, en esta ocasión aprovechando un gran balón en largo de Ronald Araujo, que reapareció tras dos partidos.

 

Pedri, que salió desde el banquillo, celebrando el gol (Getty)

Un final más animado de lo que fue la fiesta en sí, pero que en ningún caso tapó lo ocurrido en la grada. El respetable culé manifestó su enfado por el momento de incertidumbre que vive el club a nivel de gestión deportiva. El presidente se llevó la peor parte, pues parece que su gestión del banquillo no está gustando, especialmente por las formas. La grada de animación clamó en reiteradas ocasiones el “Barça sí, Laporta no” y coreó el nombre de Xavi Hernández. Otro sector del estadio respondía a estos cánticos con pitos, lo que nos lleva a decir que el barcelonismo está dividido, recordando a la época del presidente Núñez y cuando el mismo cesó a Johan Cruyff.

Tristemente, pero, no es un tema que se vaya a resolver de manera inmediata. Tras el encuentro, se esperaba la ya anunciada cumbre entre entrenador y máximo mandatario para saber, de una vez por todas, si habría destitución o no. Pero, esta quedó suspendida por la indisposición de Laporta y no hubo cumbre. Ambos se vieron después de la victoria, pero no hubo más que un saludo y una breve felicitación por asegurar el segundo puesto. Así que de nuevo, lo que nos quedó fueron las palabras de Xavi una vez terminado el encuentro: “Estoy tranquilo. Digo que nada ha cambiado porque nadie del club me ha dicho nada nuevo. Si hay alguna noticia ya lo anunciaremos, pero para mí no ha cambiado absolutamente nada. Hacia mi persona el mensaje es el mismo”. Al técnico no le quedó más que tratar de entender que todo sigue igual, pero lo peor es que lo hizo porque nadie del club le dice nada. Es una manera de hacer las cosas realmente complicada de justificar.

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Volviendo al terreno futbolístico, el Barça aseguró la segunda plaza con 82 puntos; con esta puntuación, hubiera sido campeón la temporada pasada. Se cumplió el objetivo de mínimos y al técnico no le quedó otra que reconocer la dificultad de igualar a un Madrid casi de récord en cuanto a registros. El Barça visitará Sevilla sin nada en juego en el verde, pero con el rumbo de su proyecto deportivo en plena discusión. Se alarga el culebrón que nadie esperaba, pero que, ¿nadie quería?