El Barcelona llegaba a su segundo enfrentamiento europeo tras una derrota en El Clásico donde, a pesar de perder, dejó un buen sabor de boca. Tras la dimisión de Bartomeu y toda su junta, los de Koeman hoy han demostrado en Turín que la revolución no era cuestión de nombres, sino de sensaciones futbolísticas y unión de equipo.

El conjunto catalán salió enchufadísimo desde el pitido inicial con una entrega de todo el equipo que en los primeros minutos ya le brindó un par de ocasiones e, incluso, un zapatazo al palo de Griezmann. Con la ausencia de Piqué, sancionado, Araujo no se ha tomado el partido a broma acompañado de una gran actuación de Lenglet. Durante el primer tiempo ha demostrado que está para ser titular: rápido en las anticipaciones, valiente al cruce y sin miedo en la salida de balón.

Los de Koeman se hicieron con el partido desde el primer minuto dominando el balón, creando ocasiones, siendo verticales y muy solidarios en las ayudas defensivas. Los italianos salieron a presionar en la salida de balón al Barça buscando asfixiar a los culés en su propia portería. Los de Pirlo respondían a cada ataque blaugrana buscando transiciones rápidas: Morata llegó a anotar dos tantos, tres en todo el partido, pero en fuera de juego.

A los culés les costaba salir tocando desde atrás de manera fluida hasta que un cambio de orientación de fantasía de Messi fue aprovechado por Dembélé para encarar y, tras un rechace de la Juve, consiguió anotar su segundo tanto en esta Champions League. El francés parece haber recuperado la confianza gracias al trabajo físico impuesto por el cuerpo técnico de Koeman y en Turín ha firmado una gran actuación con numerosas ocasiones de desborde y buen entendimiento con Messi.

Dembélé recuperando sensaciones ante la Juventus. Fuente: Getty Images

Al descanso, Araujo tuvo que ser sustituido por lesión y, aunque se incorporó Busquets al juego, fue De Jong quien ocupó la posición de central derecho. En el eje del equipo, Koeman apostó por Pjanic para acompañar a De Jong. El bosnio se mostró un tanto impreciso durante el primer tiempo. Sin embargo, en la segunda mitad, con el apoyo de un Busquets fresco de ritmo, propició una lección de fútbol y de toque en un estadio bastante familiar para él: estuvo agresivo en la presión post-pérdida, salida de balón rápida a un toque, profundidad en los pases ofensivos y un control absoluto del centro del campo. Pjanic fue el jugador que más corrió según las estadísticas.

Pjanic en su vuelta a Turín. Fuente: Getty Images

El Barcelona no solo dio una exhibición de fútbol, sino que también recuperó la ambición que había perdido en temporadas anteriores. Los de Koeman no dejaron de crear ocasiones en todo el partido, una detrás de otra. Leo Messi sentenció el encuentro en el minuto noventa de penalti, pero minutos después Ansu pudo marcar el tercero de no haber sido por buscar la generosidad regalándole un pase imposible a Braithwaite. Fueron dos, pero podrían haber sido muchos más.

La Juventus, con la baja de Cristiano, más allá de las ocasiones rematadas en fuera de juego por Morata, no terminó de encontrarse cómoda entre líneas: no aparecieron Dybala y Rabiot por dentro, pero tampoco Chiesa y Kulusevski por fuera. Para colmo, a cinco minutos del pitido final, se quedó con uno menos tras la expulsión de Demiral por doble amarilla. Los de Pirlo dieron chispazos, pero no han merecido ni siquiera empatar el partido. Los italianos se han visto arrollados por un Barcelona imperial.

Aunque haya sido una victoria de equipo, un joven en especial ha dado un espectáculo futbolístico en Turín: no ha sido el partido de Messi, tampoco de Griezmann ni de Ansu, ha sido el partido de Pedri González. Con diecisiete años, el joven canario ha dado una lección futbolística en cuanto a creación de juego: valiente en el desborde por la banda izquierda, mostrando su capacidad de regate con el cuerpo además de su habilidad con los pies y siendo muy solidario en defensa ayudando a Jordi Alba a controlar a Cuadrado. La joya culé es pura magia con actitud trabajadora y eso Koeman ha demostrado que le gusta.

Pedri dando una lección de fútbol en Turín. Fuente: Getty Images

El trabajo de Koeman y el esfuerzo de los jugadores ya empieza a hacerse notar a base de ambición, profundidad y buen juego. Al partido de hoy solo se le puede poner la pega de no haber transformado tantas ocasiones como se han producido, pero, por lo demás, ha sido el mejor partido de la ‘Era Koeman’ hasta ahora.

El Fútbol Club Barcelona ha demostrado esta noche que quiere resurgir en Europa y, a diferencia de temporadas anteriores, tiene las herramientas para hacerlo junto a un entrenador con carácter que no se casa con nadie, pero que está consiguiendo sacar partido a los jugadores mediante trabajo, está contando con los jóvenes y, sobre todo, está haciendo un equipo competitivo.

El Barcelona celebrando su mejor partido hasta ahora con Koeman. Fuente: Getty Images