El Barcelona afrontaba la Supercopa como invitado de la competición y tras aclarar Koeman que no era un título importante. Las molestias de jugadores como Dest y Messi preveían serias rotaciones en el equipo. Koeman ha apostado por un once de garantías, con rotaciones para cuidar a los tocados, pero yendo a por el partido y demostrando que el equipo está en el mejor momento de la temporada.

Los de Koeman no entraron bien al partido, la Real Sociedad salió a buscarles arriba con un marcaje al hombre para provocar errores en la defensa culé. Al único que flotaron fue a Ter Stegen, pero la sangre fría del alemán y la calidad que tiene en sus pies, ayudaron al equipo a buscar siempre la mejor opción. Hasta la media hora de juego, el Barcelona no consiguió encontrar espacios para triangular y desarrollar su juego. Las primeras ocasiones fueron para la Real Sociedad, pero en cuanto el Barcelona se hizo con el balón, especialmente Dembélé que estaba siendo el mejor del partido, los de Koeman empezaron a parecer un equipo. Una buena jugada provocada por Braithwaite llevó a Griezmann a colgar un excelente balón que De Jong remató como si fuera delantero en vez de centrocampista. Con ventaja en el marcador, el Barcelona se defendió con el balón y, cuando tuvo ocasión, buscó a Dembélé para hacer daño a la Real en profundidad.

De Jong celebrando su gol. Fuente: El Comercio Perú

En la segunda parte, la Real Sociedad decidió apretar aún más y el dominio del partido se intercambiaba por tramos. El juego se desarrolló rápidamente de área a área porque en el medio no había pausa suficiente por falta de espacio en el caso del Barça que buscó desesperadamente hacer daño por fuera y a la contra en el caso de la Real Sociedad. Una mano de De Jong tras un centro potente de la Real fue suficiente para que el árbitro señalase penalti y empataron el partido. El Barcelona fue perdiendo la chispa en el medio y Koeman, en lugar de sacar a un centrocampista, detectó también la poca influencia en el juego que estaba teniendo Braithwaite y sacó a Trincao, mientras que Alguacil potenció sus bandas y su defensa para recargar pilas y seguir peleando.

Durante el segundo tramo ambos equipos fueron de más a menos. El Barcelona fue sostenido por Busquets que cortaba cada balón que podía acabar en una contra rival como si fuera un pulpo. De Jong y Pedri, por su parte, no dejaron de correr para que el centro del campo no se atascase. El tinerfeño trató de encontrar espacios por dentro sin suerte porque el bloque de la Real era de cinco defensas y cuatro medios. Conforme pasaron los minutos, parecía que ninguno de los dos quería arriesgar porque era un momento delicado para tener que remontar. El ataque blaugrana fue comandado por Dembélé de principio a fin y no dejó de intentarlo hasta el minuto noventa. Pero, sin éxito, la semifinal parecía que se resolvería en la prórroga.

Dembélé regateando a Montreal. Fuente: Jornada Perfecta

Tras el breve descanso, Koeman apostó por reforzar el equipo con Pjanic y Riqui Puig, quien se convertiría en uno de los hombres del partido. Probablemente, si Koeman les hubiese dado entrada antes, el equipo hubiera tenido otro ritmo para crear más ocasiones, pero una vez más, llegó tarde con los cambios. En la primera parte de la prórroga no hubo dominador, ambos atacaban a tirones por la falta de energía y la fe se impuso a la táctica. Aunque el Barcelona tuvo sus oportunidades de gol en las botas de Griezmann y Dembélé, las mejores ocasiones fueron para la Real que se encontraron un muro llamado, Marc-André Ter Stegen. El alemán, con un vuelo increíble en una de ellas, mantuvo vivo al Barça en la semifinal y desquició a la Real, que no sabía lo que le esperaba aún. Ninguno fue capaz de imponerse tampoco en la prórroga y el semifinalista debía decidirse en la tanda de penaltis.

La Real Sociedad no anotó hasta su cuarto penalti porque Ter Stegen decidió vestirse de superhéroe y adivinó los tres primeros parando dos de ellos. Sin embargo, el Barça, con los fallos de De Jong y Griezmann le dio una vida extra a la Real Sociedad que llegó a empatar a dos. El penalti decisivo del Barcelona tenía que tirarlo el jugador que está mereciendo tener más minutos, que renunció a salir empeñado en triunfar en el club de su vida y que, colocando el balón a la esquina inferior izquierda de Remiro, anotó el penalti final para llevar a la final al Barcelona, Riqui Puig.

Celebración final del equipo. Fuente: Cope

Los de Koeman llegaron de invitados a la Supercopa de España y, sabiendo sufrir en bloque y peleando como equipo, se han plantado en la final para luchar por ganarla.