Te levantas un lunes por la mañana. Tu equipo ganó por la mínima, pero con otras sensaciones. Estás feliz porque a ver, para ser el primer partido del nuevo entrenador no está mal, se respira otro aire. Sin subirnos a las nubes y siendo realistas, que Guardiola solo hay uno, y futbolistas con los que coincidió, también. ¿O alguno sabe hacer magia negra para quitarse años de encima y yo no me he enterado?

Los culés estamos excitados, pero excitados de verdad, de levantarnos cachondísimos y acostarnos aún peor. No tenemos culpa de vivir del recuerdo cuando algo no se tiene. Pero, a lo que iba, ¿acaso es malo estarlo? ¿Ofendemos a alguien? ¿Tendremos que pedir perdón? Espero que no, y aunque fuese así, poco nos iba a importar. Porque lo nuestro, es nuestro, y de nadie más. Sólo nosotros sabemos aplicarlo de una manera, con peculiaridades, costumbres y sentimientos diferentes. Sólo nosotros pregonamos un estilo que a veces puede o no salir, pero que nunca abandonamos y con el que en muchísimas ocasiones, triunfamos. Sólo nosotros volvemos a la cantera, aunque a veces pequemos de cartera. Sólo nosotros nos divertimos mientras domamos y acariciamos el balón durante noventa minutos, sin aburrimos. Y por supuesto, respetando el ‘amarrateguismo’ del Cholo o el ‘patapum parriba’ de Clemente. Porque todo es válido y todo sirvió para ganar, pero si puedo elegir, es imposible dudar. No teníamos suficiente con las goleadas en jardines ajenos, con enseñar manitas en nuestro templo, o con levantar los seis títulos una temporada. Todo a través de una fórmula que algunos siguen sin querer aprenderse.

Tras la casi extinción del Mourinhismo más rancio y retrógrado, se fue cerrando una herida que parecía incurable, y sus pocos testigos la están volviendo a infectar de pus, mucha pus. Las milongas de la posesión, del toque, del tiki-taka, del ‘jogo bonito’. “Oh, ¡sorpresa! Mira qué bien juega nuestro equipo en un torneo que no debería de estar jugando en Arabia Saudí, y atento a los regates de fábula que hace el brasileño ese que hemos fichado, porque es que lo lleva en la sangre, no como otros que únicamente se dedican a provocar. Si es que mira, acabo de encontrarme una camiseta conmemorativa del triplete de la Selección Española, vaya abuso. Chico, es que no tuvo nada que ver la influencia de Xavi, Iniesta o Busquets o el mismo Pep, porque sin la presencia de Sergio Ramos, Xabi Alonso o Casillas, no hubieran tenido nada que hacer”. Cuando todo lo tuyo es lo mejor, tienes un grave problema.

Setién ha provocado en siete días que ganemos aburriendo y pidiendo la hora, por los árbitros, y siendo salvados por Messi porque el declive era evidente. De apostar por canteranos, de hacer récords de pases, de recuperar la mejor versión de Busquets, mejor no hablamos, no vaya a ser que al personal le entre el típico cosquilleo previo al vómito. ¡Si es que hasta nos han hecho un favor con sus editoriales y mensajes llenos de rencor! No hemos tenido ni que cantar victoria para que luego no parezca un accidente. Este 2020 se está convirtiendo en las escenas post-créditos de 2010, y no sé a vosotros, pero a mí me están encantando. Mientras  trabajamos en silencio, otros viajan en el tiempo para entrar en el bucle infinito del odio y la envidia. Salga como salga, esta semana ya ha merecido la pena.