Ronald Araújo ha experimentado un crecimiento brutal prácticamente en tiempo récord. Desde su accidentado debut con el primer equipo allá por 2019, en aquella goleada ante el Sevilla en el Camp Nou en la que fue expulsado 14 minutos después de ingresar al terreno de juego, la evolución del central uruguayo ha sido de tal calibre que, hoy en día, es considerado como el capitán sin brazalete del equipo y uno de los pilares del presente y futuro de la plantilla.

En 2020 entró con fuerza dentro de la rotación en la zaga azulgrana debido al declive de Umtiti y la irregularidad de Lenglet. En 2021 se acabó ganando la titularidad con Koeman y empezó a demostrar su potencial. En 2022, junto a Piqué, se consolidó como uno de los líderes indiscutibles de la defensa y, a lo largo de la presente temporada, nadie sería capaz de comprender un Barça sin Ronald Araújo.

El uruguayo es el general del eje azulgrana; es la referencia tanto en el aspecto defensivo, por su contundencia y posicionamiento, como en el comunicativo, por su carácter y experiencia. Sin embargo, el talón de aquiles del central desde sus inicios siempre ha sido su subida con el balón en los pies.

Pese a que esa carencia no era tan evidente en los partidos en los que el Barça ganaba con comodidad, cuando el equipo sufría atrás con la presión alta del rival, los problemas de Ronald perjudicaban a la defensa, traduciéndose en pérdidas de balón por malas entregas, balones en largo precipitados o conducciones temerarias.

No obstante, la ética de trabajo del ‘charrúa’ es reconocida dentro del vestuario como ejemplar y, con la llegada de Xavi, se propuso mejorar en ese aspecto. Buena prueba de ello son sus estadísticas tanto la temporada pasada, como sobre todo la actual. De los 60 pases que Ronald promedia por partido, completa un 88%. Si bien es cierto que los datos no acompañan en cuanto a duelos perdidos (7,70 por partido), recupera casi cuatro balones por partido, pues mantiene un contundente 92% de entradas exitosas desde hace varias temporadas.

Un factor a tener en cuenta en el progreso del uruguayo en la salida de balón ha sido su mejoría en la toma de decisiones; arriesga mucho menos, en parte también porque el resto de miembros de la zaga azulgrana son expertos en este aspecto. Así pues, cuando Ronald avanza metros desde atrás con la pelota en los pies, lo hace flanqueado por su pareja en el eje, Andreas Christensen, y también por su pareja de baile en la derecha, Jules Koundé.

Sin duda, la mejora de Araújo año tras año no solo le reafirma como uno de los estandartes del equipo, sino que ya le condecora como uno de los mejores centrales del mundo en la actualidad, y eso que esta es su cuarta temporada en el primer equipo, pues solo tiene 23 años… El cielo es el límite para el ‘soldado de Dios’.