El Barcelona ha empezado el 2021 de la mejor manera: ganando fuera de casa. Algo poco usual, ya que de los últimos veintiún puntos disputados fuera de casa solo ha conseguido diez.

Hoy Koeman tenía claro que no se podía fallar y no ha experimentado, ha apostado por un 4-3-3 claro con Busquets de pivote y dando libertad a Frenkie de Jong. La posición de Pedri como interior izquierdo en la misma banda que Dembélé ha potenciado la participación del equipo por ese flanco. Todo el peligro blaugrana de la primera parte ha llegado por ahí con un Dembélé eléctrico y Messi encontrando a Jordi Alba que aparecía por sorpresa para poner pases al área chica.

Leo Messi volvió tras sus molestias en el tobillo y, aunque no tuvo una influencia máxima, volvió a demostrar que su conexión con Pedri es mágica. El argentino dejó una asistencia, que parece fácil cuando la hace él, que transformó De Jong con mucha clase para abrir el marcador. Frenkie de Jong anotó su segundo gol en liga, pero más allá de eso, el holandés empieza a quitarse la careta tímida y, en los últimos partidos, se está pareciendo al jugador que fichó el Barça.

De Jong celebrando su segundo gol en liga. Fuente: Getty Images

La SD Huesca trató de buscar al Barça arriba al inicio del encuentro cuando Ter Stegen era el encargado de sacar el balón. Para un equipo acostumbrado a tener la posesión, buscar variantes diferentes es complicado, pero más aún si el Barcelona te quita la pelota, te domina por completo y, para colmo, te encierra atrás. La SD Huesca tuvo que montar un bloque atrás con las líneas muy juntas para evitar que el Barcelona encontrase los huecos interiores. Pedri y Dembélé no estuvieron por la labor de facilitarle el partido a los locales. El francés le dio amplitud al campo y con cada cambio de ritmo creó una ocasión de gol. El tinerfeño pudo marcar dos goles en los primeros veinte minutos, ayudó a que el equipo no sufriera en los balances defensivos siendo el primero en llegar a ayudar y se movió como pez en el agua entre las líneas del rival.

La posición de pivote de Busquets podía llevar a engaño, ya que estaba bastante adelantado. La razón era buscar una presión rápida post-pérdida bastante efectiva durante la primera parte, ya que el Barça dominó por completo y salvo un par de ocasiones en las que la SD Huesca asomó al contragolpe, al final de la primera parte, el balance era de más de diez tiros a puerta del Barça y ninguno del Huesca.

Busquets haciendo una buena primera parte contra la SD Huesca. Fuente: Getty Images

Tras el descanso, el Barcelona cometió el peor error posible: bajar el ritmo. La distancia en el marcador era muy limitada con tal solo un gol a favor. La SD Huesca mantuvo el bloque bajo, pero al Barça le costó más crear ocasiones de gol debido a la falta de chispa. Quien no quitó el pie del acelerador fue Pedri: continuó a lo suyo distribuyendo el juego, dando pases en profundidad y encontrando la amplitud en las bandas. Messi se fue diluyendo con el juego y, con él el resto, del equipo.

Cuando centras todos tus ataques por un flanco, le haces un favor al rival, ya que solo tiene que cubrir una parte del campo. Sergiño Dest prácticamente no tuvo oportunidad de intervenir. La influencia de Messi partiendo de la banda derecha hacia el centro y, sobre todo, buscando la banda izquierda provoca que el equipo rival sepa continuamente por dónde le van a intentar hacer daño. Aún así, los culés encontraron algunas acciones para rematar el partido gracias a la magia de Pedri que fue el encargado de dar los últimos pases, especialmente hacia Dembélé que no se cansó de intentarlo durante todo el partido.

Dembélé teniendo una clara ocasión de gol. Fuente: Getty Images

A falta de veinte minutos para el final, el entrenador de la SD Huesca introdujo cambios para probar algo distinto y tratar de empatar el partido. Justo en ese momento, y a pesar de la entrada de Pjanic, Mingueza y Griezmann por parte de Koeman, el Barcelona dio muestras de conformismo. Los culés jugaron con fuego, tuvieron ocasiones de sobra para solucionar el partido antes de tiempo, pero la falta de eficacia arriba empieza a ser un serio problema. La eficacia goleadora no depende solo del nueve de un equipo, sino también de que los demás estén acertados en sus ocasiones y, para eso, es importante atreverse a tirar de fuera del área: para marcar y para que la defensa rival al menos se piense que puedes hacerle daño desde ahí.

Los cambios de Koeman volvieron a ser irrelevantes: el entrenador los hizo tarde y los relevos no tuvieron peso alguno en el juego, todo lo contrario, el equipo dio peores sensaciones tras los cambios. Esta temporada, el Barcelona se está empeñando en acabar los partidos sufriendo sin necesidad. La SD Huesca no le ha exigido hasta el tramo final del partido en el que se ha estirado para buscar a la desesperada el gol. Las sensaciones que transmitía el Barça eran de no tener energía para buscar a la contra el segundo gol que cerrase definitivamente el partido. En las pocas oportunidades que tuvo, estuvieron imprecisos. Pero aún más preocupante es la forma que está eligiendo el equipo de Koeman para defender los últimos minutos.

Al igual que la presión alta post pérdida que se ha visto en la primera parte es una seña de identidad del estilo del equipo, el defender sin balón con las líneas separadas y de manera un tanto alocada ni ha formado parte del estilo ni ha sido un recurso a tener en cuenta. Una muestra más de que el Barça de esta temporada, además de ser irregular, inseguro y poco eficaz, no está en etapa de transición porque no se está encontrando a sí mismo en el campo a pesar de tener jugadores que demuestran estar preparados para ello.

Pedri siendo el hombre del partido. Fuente: Getty Images

El partido de hoy refleja lo que es el Barcelona ahora mismo: capaz de darte una de cal y otra de arena. El problema no es que en La Liga no solo no esté cerca de poder conseguirla, sino que, si quiere estar en puestos europeos, deberá mantener un buen ritmo de juego, de sensaciones y aumentar su eficacia de cara a gol durante, al menos, más de dos partidos y, hasta ahora, no lo ha conseguido. Queda por ver si el 2021 le da esa continuidad tan necesaria al Barcelona de Koeman.