Un héroe vuelve a Múnich
Doce de mayo de 2015. Vuelta de las semifinales de Champions League en el Allianz Arena. Bayern y Barça peleaban por una plaza en la final del Estadio Olímpico de Berlín. Los de Luis Enrique llevaban una ventaja de tres tantos del partido de ida en el Camp Nou. Benatia adelantó a los alemanes en el minuto siete y los culés temían lo peor. El estadio apretaba, la afición lo convirtió en un hervidero. Una llegada tras otra de los bávaros, hasta diecinueve en todo el partido. El tridente culé respondió a la contra remontando el partido, pero los alemanes no dejaron de apretar. Creían, creían y volvían a creer. Pero, apareció El Salvador, Marc-André ter Stegen que, aunque no pudo parar los tres goles alemanes, decidió que el Barça debía estar en la final de la Champions League y firmó su mejor partido como blaugrana.
Seis años después, vuelve al estadio en el que el Barça nunca ha ganado. No es un partido cualquiera. Es una final. Vida o muerte. Champions o Europa League. No deja de hablarse de la importancia de marcar gol, pero Marc sabe que tiene una responsabilidad enorme porque no puede dejar que los alemanes vuelvan a humillarle. Él también tiene su propia revancha. Debe levantar un muro en el Allianz Arena, ponerse su mejor capa y que el milagro de Múnich empiece con él. El Bayern ya está clasificado, pero le tiene especial gana al Barça y una sola humillación no les vale porque el Barça también les ha quitado mucho en los últimos años tanto a nivel de resultados como de jugadores. El roto de Messi a Boateng no se olvida, pero que recientemente no le hayan dado el balón de oro a Lewandowski para dárselo al mejor de la historia ha enfurecido a los bávaros.