Contra el mundo
A veces, para mover el mundo, no queda otra que ir contra él. Tras cinco años de hegemonía en territorio azulgrana, el Barça cayó derrotado en casa en una semana trágica para el barcelonismo. Muchos se aferraban al femenino como única esperanza esta temporada tras la debacle europea del masculino, pero no hay nada más doloroso que dos golpes de realidad consecutivos.
Una soleada tarde de sábado fue el escenario escogido para teñir el Lluís Companys de azulgrana por segunda vez en la misma semana. Amigas, parejas y familias se conjuraron para sumar más de 36.000 almas y apoyar al único equipo capaz de mover el mundo entero. No es casualidad que Montjuic, testigo de noches frías y sombrías para el masculino, también fuera ‘verdugo’ del femenino en su segunda aparición en este estadio. Una montaña cada vez menos mágica y cada vez más maldita. Los estigmas se han apoderado de la mística de un estadio que nunca llegará a sentirse como un hogar para el barcelonismo.
Un muro difícil de derribar
En la previa del partido, Keira Walsh habló sobre las diferencias entre el fútbol español y el fútbol inglés; mientras que el primero requiere inteligencia táctica y agilidad de movimiento, el segundo exige una capacidad física única. Emma Hayes planteó un partido que. por primera vez en años, dejó sin respuesta a Jonatan Giráldez. El regreso de Graham era el as bajo la manga del técnico azulgrana, pero la entrenadora ‘blue’ se adelantó sacrificando el potencial ofensivo de Laurent James para que fuera la sombra de la extrema noruega cada vez que recibiera el balón. La lucha de Engen, la omnipresencia de Aitana y la perseverancia de Salma fueron insuficientes para superar la solidez defensiva y el despliegue físico del bloque londinense; un solo tiro entre los tres palos de once intentos.
El gol de Cuthbert alejó aún más al Barça de la portería de Hampton. El Chelsea se enmuralló atrás y Jonatan Giráldez sacrificó la seguridad de Engen durante la primera parte para dar entrada a Alexia, retrasando a Patri al eje de la zaga. La segunda mitad estaba destinada a ser un todo o nada y terminó siendo más de lo mismo; ni la magia de Alexia, ni el empuje de Bronze ni la disrupción de Vicky pudieron tumbar a un Chelsea que se vio obligado a jugar sucio para aguantar el resultado, lo cual hizo explotar a Aitana en zona mixta. Un partido que generó todo tipo de escenarios imaginarios, como qué hubiera pasado si el VAR no hubiera anulado el penalti o si ese remate de Alexia en la última jugada hubiera entrado.
Juntas contra la historia
Contra el mundo y también contra las estadísticas. Primera derrota de la temporada y primera en casa tras cinco años de imbatibilidad, primer partido sin marcar después de dos temporadas seguidas viendo puerta y, la menos esperanzadora de todas, nunca han sido capaces de remontar una eliminatoria en contra. Irónicamente, si hay un equipo en el mundo capaz de sobreponerse a cualquier adversidad, precisamente es este grupo de jugadoras.
Tras el partido, la afición no tardó en mostrar su apoyo incondicional y arropar a las suyas con cánticos de “¡Sí se puede!” llenos de ilusión y esperanza. Las jugadoras captaron el mensaje y así lo transmitieron en zona mixta; Irene Paredes apeló a la tranquilidad y Keira Walsh mostró su confianza y admiración por el grupo de “jugadoras únicas y especiales” con las que comparte vestuario desde hace dos temporadas.
La vuelta se juega en territorio inglés, pero el balón está en el campo azulgrana. El Barça se encuentra en la misma situación que el Chelsea en la eliminatoria de la edición anterior; derrota por la mínima en casa y con el factor campo en contra. Jonatan Giráldez tiene una última misión antes de dejar el banquillo azulgrana; convertir la presión de no haber remontado nunca una eliminatoria en motivación para conseguir lo que el Chelsea no pudo y alcanzar la final de Bilbao. Stamford Bridge dictará sentencia.