Un doblete inesperado de Sergi Roberto sirve para felicitar las fiestas al Almería
Ambiente frío en Montjuïc y lejos de representar la alegría e ilusión que generan las fechas navideñas, en las que la felicidad aflora incluso entre quienes no pasan por sus mejores momentos. Hoy se volvió a ver la imagen de un equipo que por mucho que haya la garra de los Fermín o Cancelo de turno, no se acaba de dar con la tecla de la regularidad. Una entrada algo floja y un juego todavía más paupérrimo para cerrar el último partido de Liga del año.
Podía haber pasado el partido entero que la intrascendencia de la primera parte hubiera seguido su curso. Llegó el Almería al feudo azulgrana con la necesidad ya no tanto de sumar puntos, que también, sino de recuperar un orgullo trastocado. Colistas de la Liga y sin haber logrado ganar en las 17 jornadas previas, los indálicos, sin nada que perder, encontraron múltiples veces a sus atacantes. Una y otra vez eran Arribas o Ramazani quienes amenazaban la espalda azulgrana con una facilidad desmesurada.
Los de Xavi no hicieron buenas coberturas, pero los de Garitano tampoco anduvieron acertados. Una aproximación tímida de Cancelo y un disparo que se le fue alto a Sergi Roberto servirían, en cierto modo, para reponer mínimamente la imagen ofrecida. Sería Raphinha con más casta que precisión quien abriría la lata. Efusividad que acabó por contenerse con el tanto de Baptistao. El público respondió acabado el primer tiempo con silbidos en lo que fue una tónica habitual de los últimos partidos. Marcar, no proseguir con más goles y obtener un resultado que no es suficiente.
Acción, reacción
Agitó Xavi el banquillo en el arranque de la segunda parte para dar entrada a un Koundé que no está ofreciendo su mejor versión y un Ferran que traería la chispa que carecía. Una incursión del valenciano a pase de Lewandowski trajo la primera aproximación de peligro que Maximiano volvería a rechazar sin reparos. Tampoco haría excepción el guardameta portugués con un latigazo del polaco, quien lleva sin ofrecer un rendimiento óptimo desde que regresara del Mundial. Esta vez participó mucho más, las tuvo, pero siguieron sin entrar.
A falta de caldo, las dos tazas que situó el técnico egarense en la medular. Gündogan y Sergi Roberto no fueron un tándem tan compenetrado como pueda ser Gavi con el sancionado Frenkie de Jong. Pese a que el capitán ofreció un juego plano y poco protagonista, sí que lo fue instantes más tarde. A falta de dos días para el sorteo de lotería, Roberto compró sus boletos y Raphinha fue el encargado de hacer ese regalo de amigo invisible que nunca falla. Balón milimétrico y para dentro.
Dice Sergio Vázquez en ‘Moneda al aire’ que la ilusión que genera la noche de Reyes es mejor que la mañana del día seis, igual que un regalo envuelto es mejor que uno abierto y lo que pasa antes siempre es mejor que el partido en sí. No le falta razón, pensará Xavi con los quebraderos de cabeza que se encuentra en cada duelo sin reparar la misma canción de siempre. Al final, perdonar y no sentenciar pone en aprietos a cualquiera y desespera. Que se lo digan a Lewandowski. Incluso al pobre Iñaki Peña, que vio como se le escurrió el esférico cuando más incisivos estaban siendo los azulgrana en ataque.
Sergi Roberto acabó de sorprender con otro gol que regaló un final de año con sensaciones de juego contrariadas. Podría incluso haber sellado el ‘hat-trick’, de no ser por un larguero que escupió su disparo. El equipo de Xavi Hernández necesita reencontrarse con la senda del buen juego como ‘aguas de mayo’. El mejor regalo de Navidad para los pupilos de Xavi es volver a ser reconocibles en el juego. Mostrar ambición y, sobre todo, «alma».