El Barça pierde los papeles en el regreso de Mirotić al Palau (81 – 94)
Tras cuatro días para preparar el duelo ante Olimpia Milano, el Barça celebraba su 125 aniversario en el Palau, con la presencia de un invitado muy especial; ‘El Príncipe’ Nikola Mirotić regresaba al que fue su palacio durante cuatro temporadas. Pese a defender los colores del equipo rival, la afición azulgrana no escondió sus ganas de verlo de nuevo sobre el parqué del Palau.
Barça y Milano llegaban en situaciones prácticamente idénticas al choque; ambos conjuntos, con el mismo récord, se situaban justo por debajo de los seis mejores equipos de Europa hasta el momento. La victoria para los azulgranas era vital para encadenar dos triunfos consecutivos en Euroliga y dejar atrás la mala racha de cuatro derrotas que encadenaron entre finales de noviembre y principios de diciembre. Sin embargo, la entidad del rival y la calidad de sus jugadores hacía que la misión azulgrana se antojara bastante compleja.
Con Satoransky, Punter, Anderson, Parker y Vesely, consolidados como el quinteto titular para Peñarroya, el Barça llevó la iniciativa en un primer cuarto marcado por el acierto en el tiro y el control del rebote. Una vez más, el tándem formado por Vesely (5 puntos) y Hernangómez (4 puntos y 5 rebotes) fue clave para imponerse al juego interior de los italianos, que no supieron responder a la intensidad de los azulgranas, más allá de los 7 puntos y 3 rebotes de Nikola Mirotic en los primeros diez minutos de partido (26 – 14).
El impacto de Brizuela desde el banquillo fue uno de las mejores bazas del Barça durante la primera parte. ‘La Mamba Vasca’, recuperada de su lesión justo antes del partido, anotó un triple antes del final del primer cuarto, y otro más al principio del segundo, para despegar a los azulgranas de los milaneses. Sin embargo, el Barça se enfrió y Milano entró en calor, acortando la distancia entre ambos.
Nikola Mirotic siguió sin ser superado por la presión de jugar ante su exequipo y se fue al descanso con 13 puntos y 5 rebotes. La explosión de Anderson en el segundo cuarto (7 puntos y 1 triple) no solo midió fuerzas con el protagonismo de Mirotic sino que, además, sirvió para decantar la balanza a favor de los azulgranas antes del descanso (43 – 40).
El takeover del alero americano se mantuvo durante el inicio del tercer cuarto, con dos canastas más y un intento de mate en el que estuvo a punto de posterizar a media defensa milanesa. Nikola Mirotic le cedió el protagonismo a un Zach LeDay que, literalmente, tuvo el día desde el perímetro (3/3 en triples). El Barça cedió terreno una vez más pero, esta vez, un parcial fatal de 0 – 20 justo antes del final del tercer tiempo no sólo devolvió la ventaja inicial a los italianos, sino que además les dio la mayor ventaja del partido hasta el momento.
Una debatible falta de Jan Vesely sobre el exazulgrana Leandro Bolmaro en la última posesión del cuarto, protestada muy airadamente tanto por el gigante checo cómo por el banquillo azulgrana, se saldó con dos técnicas además de la personal y agravó la situación de los azulgranas, que terminaron perdiendo los papeles y, por ende, el control del partido (60 – 76).
El Palau trató de reanimar a un Barça al borde del nocaut técnico a falta de diez minutos para el final del partido. Vesely y Anderson sintieron el aliento de la afición y se contagiaron momentáneamente de la energía del templo azulgrana. Sin embargo, la hemorragia provocada por Olimpia Milano era tan profunda que el intento de reacción quedó en vano. Los azulgranas, totalmente alienados del partido, terminaron pagando cara la debacle al final del tercer cuarto, mientras que a los milaneses les salía ‘cara’ en todas las posesiones.
Dura derrota para un Barça que sigue sin encontrar la regularidad esta temporada y baja hasta la onceava posesión en Euroliga, fuera de los puestos de playoff y complicándose seriamente la existencia de cara al tramo final de la fase regular de la competición. Los pitos y el posterior vacío en las gradas del Palau fue maquillado por la vuelta de honor de Nikola Mirotić tras el partido. El exazulgrana, visiblemente emocionado, mostró su honesto agradecimiento al apoyo incondicional por parte de un Palau que coreó su nombre por última vez y que, pese a la dura derrota, supo reconocer que dónde hubo fuego, cenizas quedan.