Muerte súbita para el Barça en la segunda prórroga (90 – 97)
No había mejor manera de cerrar un mes de noviembre lleno de emociones de todo tipo que con un Clásico de noche europea. Un Clásico que, pese a ser el primero de la temporada y, por tanto, quizás el menos determinante por lo que respecta al resultado, era muy significativo para varios protagonistas sobre el parqué. Primer Clásico en el Palau para Joan Peñarroya, y también para los nuevos fichajes: Punter, Anderson, Núñez, Fall y, el último en sumarse a la fiesta, ‘Raulzinho’ Neto. En el proyecto blanco también habían varias caras nuevas, como la de Serge Ibaka o Usman Garuba, tras haber perdido hasta siete jugadores clave, como Rudy Fernández, Guerschon Yabusele y Vincent Poirier, entre otros.
Ambos equipos llegaban al último tramo de la montaña rusa de noviembre con resultados irregulares que los dejaban en posiciones atípicas para plantillas de tal calibre. Un Real Madrid que, pese a ir tercero en Liga y no estar entre los diez mejores equipos de Europa en cuanto a balance de victorias, seguía siendo igual, e incluso más imprevisible que antes. Peñarroya decidió apostar por un quinteto titular formado por Satoransky, Punter, Abrines, Parker y Vesely, como antídoto al poderío perimetral de los blancos, y también a Walter Tavares.
Pese a la presión de un Palau lleno hasta la bandera, el Madrid supo sobreponerse y salió más inspirado que el Barça. Los triples de Rathan-Mayes y Campazzo y el impacto de Tavares obligaron a Punter y Vesely a responder, con tal de no quedarse atrás. Los azulgranas mejoraron con la entrada de Juan Núñez, que consiguió un 2+1 clave en la última posesión del cuarto para ponerse tan solo dos puntos por debajo de los blancos. Sin embargo, una cuestionable falta de Fall sobre Ibaka en el rebote, sumada a la técnica posterior por protestar, alejaron al Barça a cinco puntos al final de los primeros diez minutos. (17 – 22)
Ya en el segundo cuarto, los azulgranas se fueron apropiando del relato, sintiéndose más cómodos sobre la pista. Jan Vesely firmó una primera parte espectacular, anotando desde media distancia con su ‘tirito de toda la vida’, y adueñándose de los tableros. El gigante checo se fue al descanso con 12 puntos, 7 rebotes y 18 de valoración. La entrada de Darío Brizuela despertó al Barça; la ‘Mamba Vasca’ mordió al Madrid con un ‘triplazo’ y una asombrosa asistencia para Juan Núñez.
En el ecuador del cuarto se produjo el debut oficial de Raul Neto, que fue recibido con una gran ovación, la cuál correspondió con un impacto inmediato sobre el juego; primeros dos balones que recibió. primeras dos canastas para el base brasileño, que mostró una energía especial en su debut. El Barça consiguió darle la vuelta al marcador y le devolvió la desventaja al Madrid justo antes del descanso. (38 – 34)
Pese a la mejora azulgrana antes del descanso, la esencia de los Clásicos se caracteriza por su igualdad, intensidad e incertidumbre: Hezonja castigó el estado de relajación del Barça y revirtió la situación a favor del conjunto blanco a base de triples. Los azulgranas intentaron progresar mediante la enmendable energía de Anderson, extra motivado ante su primer Clásico, y con un Juan Núñez que pedía el balón y no se escondía ante su ex equipo, demostrando personalidad y liderazgo pese a su juventud.
El partido llegaba totalmente abierto al último acto, y las más de 7.500 personas que abarrotaron el Palau eran conscientes de ello. Un ambiente muy diferente al habitual envolvía el fortín azulgrana que, un Clásico más, volvió a sacar su mejor repertorio de cánticos, a favor del Barça, en contra del Madrid y, cómo no, tampoco se olvidaron de los árbitros. El cuarto fue un auténtico thriller: las chispas entre Campazzo y Anderson saltaban cada vez con mayor intensidad, Parra le colocó el tapón de la noche a Tavares y, entre Punter (27 puntos y 25 de valoración) y Vesely (20 puntos, 8 rebotes y 26 de valoración), situaron a los azulgranas por encima de los blancos durante la mayor parte del cuarto.
Sin embargo, el giro de guión se produjo a falta de dos minutos para el final. Tras la quinta y última falta de Núñez, lo cuál supuso su expulsión. los árbitros señalaron lucha tras unos forzados pasos de Hezonja cuando Vesely tenía las manos sobre el balón. Tras realizarse el salto en dos ocasiones, en la siguiente jugada hubo un agarrón al contraataque sobre la camiseta de Punter y un empujón sin balón de Campazzo a Anderson, ambas perfectamente punibles como antideportivas pero, se señaló la última falta personal sobre Punter, que también fue derribado fuera de la pista.
El Palau no se lo podía creer y Peñarroya tuvo que sacar a Anderson del partido antes de que éste cometiera alguna locura. Con el resultado pendiendo de un hilo, Campazzo tuvo en sus manos el empate en la última posesión y no perdonó desde el perímetro, con un triple por encima de Anderson, para silenciar al Palau y mandar el partido a la prórroga. (74 – 74)
El extra time dejó al Barça aturdido y el Madrid aprovechó para sacar ventaja de los huecos en la zona azulgrana. Una vez más, Punter asumió el rol de líder en el aspecto anotador y llevó al Barça a pelear por la victoria. El escolta americano fue enviado a la línea de personal una vez más, pero esta vez solo pudo convertir uno de sus dos tiros libres, empatando el partido a 84 puntos. Ni Abrines ni Musa pudieron decantar la balanza en las últimas posesiones de ambos equipos, por lo que el partido entró en su segunda prórroga.
Con ambos equipos en bonus, las faltas fueron las principales protagonistas del tiempo extra. El Barça terminó pagando muy caros los desajustes defensivos y la falta de clarividencia en ataque, más allá de la inspiración de Punter y Vesely. Tras su prometedor debut, la ausencia de Neto en los momentos finales, y más la eliminación de Núñez, fue un hecho incomprensible para muchos. Posteriormente en rueda de prensa, Peñarroya aclaró que se debía a unas molestias en el aductor que le impidieron poder continuar, y que privaron tanto al técnico cómo a la afición de poder disfrutar de él durante el resto del partido. Sobre el parqué, un triple de Parker puso por delante a los azulgranas y dio alas a un Palau que, por un momento, confió en la victoria. Sin embargo, la dupla de Campazzo y Tavares fue demasiado y terminó con la esperanza de un Barça que, con todos los condicionantes habidos y por haber, murió de pie ante su archienemigo. (90 – 97)