Las reinas reclaman su trono con otra goleada incontestable (8-0)
Jonatan Giráldez avisó durante la previa del partido de los peligros que podía comportar una eliminatoria a partido único, pese a haber tenido la fortuna de jugar como locales en el Johan Cruyff. Para el técnico azulgrana nunca hay rival pequeño y frente al Sevilla, que se llevó ocho goles como recuerdo de su última visita a Barcelona, no quiso arriesgar y puso toda la carne en el asador con un once digno de eliminatoria de Champions -teniendo en cuenta las importantes bajas que acumula la plantilla-.
Salma quiso dejar claras sus intenciones desde la primera jugada del partido con una gran acción individual que no pudo acabar en gol. Sin embargo, a su olfato goleador le bastó con cinco minutos para encontrar portería; un disparo desde la frontal de la habilidosa extrema azulgrana fue ligeramente desviado por una defensa sevillista y el balón terminó en el fondo de la red, inalcanzable para Sullastres.
El Barça mandaba en el marcador y sobre el verde; las jugadoras se gustaban y buscaban la portería mediante jugadas únicamente al alcance de su imaginación. Salma tenía ganas de animar la fiesta tras el gol inicial y, en el 16’, se inventó un pase al hueco que Mariona dejo de primeras a Aitana, que estiró la pierna para marcar el segundo gol del partido. Triangulación de manual que puso a bailar al Johan Cruyff.
La afición culé no tuvo tiempo de celebrar el gol de Aitana pues, justo a la jugada siguiente, Vicky López habilitó a Mariona, que empujó el balón para poner el 3-0 en el marcador. El Barça resolvió la eliminatoria en menos de 20 minutos, pero el hambre de las jugadoras de Jonatan Giráldez no conocía límites.
En el minuto 33, una leve caída de Aitana al borde del área pequeña fue suficente para que la colegiada señalara el punto de penalti. Como es habitual, Mariona asumió la responsabilidad y transformó la pena máxima para ampliar la ventaja azulgrana sobre unas impotentes jugadoras sevillistas que poco podían hacer ante semejante apisonadora.
Tras el doblete de Mariona, era el turno de Salma para ampliar su cuenta particular. La goleadora azulgrana no dejaba de buscar la portería rival y, tras varias ocasiones, finalmente se reencontró con el gol tras un pase de la muerte de Mariona. 35 minutos le bastaron al Barça para sacar la manita a pasear, pero aún faltaban los dedos de la otra mano.
Cinco minutos antes del descanso, Graham tuvo tiempo de anotar el sexto tras una asistencia de Vicky López. La extrema noruega remató con la derecha, el balón tocó en una defensora sevillista y se introdujo dramáticamente en la portería.
La actitud inmejorable del equipo se traducía en una superioridad incontestable. Justo antes de la hora de partido, un remate de cabeza de Salma fue rechazado con dificultades por Sullestres, y el balón cayó en los pies de Aitana que, de nuevo, solamente tuvo que empujar el balón al fondo de la red. El doblete de Aitana se unía al de Mariona y al de Salma y, junto al gol de Graham, la cuenta ascendía a siete goles. Sin embargo, el significado de este séptimo tanto iba más allá, ya que también simbolizaba el gol número 500 de la era Giráldez.
En el minuto 63, Jonatan Giráldez empezó a mover el banquillo y dio descanso a Vicky, Aitana y Mariona para que entraran Bruna, Giulia Dragoni y Ari Arias que, tras diez minutos sobre el césped, fue la encargada de igualar el resultado liguero entre ambos equipos, transformando el octavo a placer tras una gran asistencia de Ona Batllé. Justo antes del gol, el Barça agotó sus cambios sustituyendo a Paredes y Graham por Torrejón y Brugts.
El Barça tuvo ocasiones para superar la barrera de los nueve goles, pero el marcador se quedó en 8 a 0 al final de los noventa minutos y las jugadoras azulgranas dejaron más que claras al resto de equipos de la competición sus intenciones de reclamar el trono que nunca perdieron.