Las joyas del Barça
Una década después de la culminación de la época dorada de La Masía, la cantera azulgrana sigue puliendo diamantes en bruto. Tras años de austeridad, la nueva era se erigió en el horizonte con el desvanecimiento de la última gran generación, al mismo tiempo que irrumpía la nueva camada de jóvenes promesas. La rapidez con la que han cogido las riendas del equipo y han asumido galones hacen imposible no pensar en la última vez que esto sucedió y lo que acabó trayendo consigo.
Este ‘nuevo Barça’ ha sabido identificar y fijar las cuatro piedras angulares sobre las cuales ya se está construyendo su nueva casa: Pedri, Gavi, Araujo y Balde. No contentos con asentar los cimientos, parece que han descubierto las piezas que faltaban para completar la cubierta de la nave azulgrana con la explosión de Lamine Yamal y Fermín.
Pedri es el eje principal sobre el cual se erige la nueva estructura azulgrana. Hace una semana se cumplían tres años del debut del mago canario que, ya desde sus primeros partidos, no podía evitar dejar destellos de su inconmensurable calidad. Tres años después, se ha convertido en el jugador más determinante del equipo. La diferencia en el juego cuando está sobre el verde y cuando no lo está es abismal.
Con el paso de las temporadas, su evolución hacia un futbol mucho más completo ha sido culminada a velocidad de crucero. Tan solo 20 años y juega como el más veterano de toda la plantilla. Su valor es incalculable, su calidad es indescriptible y su potencial es inimaginable.
Su pareja de baile dentro y fuera del campo, Gavi, está ocupando el lugar del canario en su ausencia y, para satisfacción de muchos y sorpresa de otros, lo está haciendo a las mil maravillas. Hace unos meses hablábamos de su asignatura pendiente; encontrar el punto medio entre la intensidad y el control. Cuando es capaz de canalizar sus emociones y coordinarlas con su calidad, Gavi se multiplica en llamas y abrasa al rival. Sin embargo, cuando la tensión del partido le supera, se acaba quemando en su propio fuego.
Por suerte para Xavi, el joven interior de Los Palacios está siendo de los alumnos más destacados de la clase azulgrana en este primer trimestre. La presión de tener que reemplazar a Pedri no le raya como el diamante que es, pues Gavi solo se centra en hacer bien su trabajo. Los culés pueden dormir tranquilos; la valentía, el carisma y la pasión del andaluz le han llevado a convertirse en la cara del barcelonismo.
De las joyas del centro del campo a las perlas de la zaga, y no podemos empezar por otro jugador que no sea Ronald Araujo. El uruguayo es el general del eje azulgrana y, además, jugador de presente y futuro para el barcelonismo. Tras cuatro temporadas rindiendo al máximo nivel en el primer equipo, ‘El soldado de Dios’ ha conseguido subir hasta el selecto olimpo de privilegiados jugadores portadores del brazalete, convirtiéndose así en el actual tercer capitán. Su contundencia, carácter y experiencia invitan a pensar que tenemos central no para un rato, sino para marcar una época.
Por la banda izquierda sube acelerado y sin frenos Alejandro Balde. Una de las mejores noticias de la temporada pasada fue el efervescente ascenso del joven lateral a la vez que se consumaba el ocaso de Jordi Alba. Las comparaciones son odiosas, pero, más allá del parecido físico, Alejandro Balde es literalmente el ‘Miles Morales’ azulgrana: de ser prácticamente un desconocido a ser de los favoritos del público en apenas un año. Ágil, veloz, fuerte, valiente y eléctrico como el nuevo Spider-Man. Balde sabe que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
El caso de Lamine Yamal es de los más especiales que se recuerdan. Pocos jugadores tienen el privilegio de jugar en la élite antes de los 18 años, pero la inaudita precocidad de Lamine le ha llevado a debutar con tan solo 15 años, mucho antes que Ansu Fati, Gavi e incluso el propio Lionel Messi, con quién no ha podido evitar ser comparado. Sin embargo, quién conoce a Lamine sabe que su juego no tiene nada que ver con el del astro argentino.
Su envergadura y prodigiosa cabalgada por la derecha recuerdan a un joven Thierry Henry que, una vez se planta en el borde del área preparado para tirar la diagonal, se transforma en el Neymar más travieso, dispuesto a romper la cadera y los tobillos de su rival para dar el último pase o buscar portería. Pese a que aún no se ha estrenado de cara a puerta, ya ha dado dos asistencias y ha demostrado que, con tan solo 16 años, actualmente es el jugador más desequilibrante de la plantilla. El potencial de Lamine no tiene límites.
La guinda del pastel la pone Fermín López. Gran parte del barcelonismo desconocía la existencia del joven centrocampista nacido en El Campillo, un humilde pueblo de Huelva de tan solo 2.000 habitantes. Este verano, su nombre empezó a sonar con fuerza tras el golazo que le metió al Real Madrid en Texas, el cuál dio la vuelta al mundo. Desde aquel día, los culés empezaron a darse cuenta de la calidad que atesoraba. Sin embargo, Xavi ya lo sabía desde el primer momento en el que le vio jugar en las categorías inferiores del club. Su cesión en el Linares la temporada pasada dio sus frutos con doce goles y cuatro asistencias. Su producción ofensiva, potencia física y capacidad para conducir y regatear enamoraron a Xavi, que no dudó en darle una oportunidad esta temporada, dónde ya lleva un gol y una asistencia.
El cuerpo técnico y la junta directiva, conscientes del potencial de esta nueva generación de futbolistas, ha conseguido blindar sus pilares hasta 2026 y, en el caso de Balde y Fermín, hasta 2028. Los años pasan en Can Barça y los jugadores van y vienen, pero la filosofía de apostar por la cantera es para siempre. La calidad y los valores de las jóvenes promesas hacen que brillen con luz propia. Veremos si la nueva era de joyas azulgranas se convierte en otra época dorada para el FC Barcelona.